Yo opino/ la columna de Aracely
¡Tierra (de esperanza) a la vista!
Por Aracely Sánchez Ruiz
La noche del pasado lunes 12 de junio fue detenido a la salida de un restaurante de la ciudad capital el empresario Esteban Arteaga Portillo, al que se le acusa del delito de fraude, al parecer injustamente; y si el caso no te suena no es porque no te gusten los noticieros, es porque no ves novelas, porque se trata del episodio de estreno de Tierra de esperanza, el nuevo refrito de la televisora de San Ángel.
La producción de José Alberto Castro es la versión mexicana de La tormenta, una telenovela estadounidense filmada en Colombia para Telemundo en 2005, estelarizada por la ex Miss Venezuela 1992, Natalia Streignard, y el actor, cantante, empresario y modelo peruano, además de muuuy guapo, Christian Meier.
Esta adaptación es protagonizada por Carolina Miranda en el papel de María Teresa, hija de don Esteban (Alejandro Tomassi), guapa y elegante, graduada en Harvard; y Andrés Palacios, quien interpreta a Santos Sandoval, capataz de la hacienda de los Arteaga, un hombre bueno, sencillo y trabajador.
María Teresa vive en un pent-house inteligente, donde a la hora programada de la mañana suena la alarma, mientras las persianas de la habitación se abren automáticamente dejando entrar la luz del sol.
Por eso resulta inverosímil que en plena era del Internet, la fibra óptica y el teléfono celular, cuando la información se conoce en tiempo real, María Teresa se entere de que su padre fue aprehendido hasta el día siguiente y a través de un noticiero en la televisión.
Eso, sin contar con que el mismo Esteban, al momento de ser apresado, les ordenó a los empleados que le acompañaban que le avisaran (y subrayo) inmediatamente a su hija. Pues qué “obedientes”.
María Teresa se ve obligada entonces a dejar su vida citadina y a mudarse al campo para administrar la hacienda La Esperanza, que heredó de su madre, la única propiedad que no le pudieron confiscar y por lo tanto el último recurso para sacar a su padre de la cárcel.
Y es aquí donde me pregunto: ¿quién en su sano juicio viaja a un rancho usando vestido entallado, zapatos de tacón y peinado de salón?
Otro detalle de esos que me gusta criticar es que Regina (Clarisa González), la hija de Bernarda (Mariana Seoane), la veterinaria del rancho, es sordomuda y se comunica a través de señas. Pero a leguas se ve que a la intérprete de Me equivoqué nomás no se le da el lenguaje de las manos (sus movimientos son torpes); en cambio con su hermana Valentina (Sofía Castro), la conversación se ve bastante fluida.
El tema musical está a cargo de Espinoza Paz (ese que canta “una mushasha shula de Shihuahua me vendió una mashaca…”), que para ser del género ranchero le pone muy poca enjundia y se oye plano aburrido, sin chiste; dice “yo sé que voy a triunfar” y parece que está dando la hora.
Lo que me divierte es cómo el mayoral trae de bajada a la patrona: como ella presume haber estudiado en la universidad más antigua de Estados Unidos, la bautiza burlonamente como “Harvard”; se ríe del susto que le pegó una tarántula cuando tomaba un baño de tina y se lleva al arácnido hablándole con familiaridad y llamándolo por su nombre; y está empeñado en enseñarle todos los deberes del rancho, exigiéndole levantarse al amanecer para ordeñar las vacas, limpiar los chiqueros, alimentar a los puercos, arriar el ganado y lo que se acumule.
En una buena historia que se precie de serlo no pueden faltar los villanos y los de esta telenovela son, como diría un personaje de José Natera, “malos, muy malos, requetemalos”.
Ahí tienes a Rutilio Ferrer (Sergio Goyri), el corrupto presidente municipal de Puerto Bravo, todo un macho abusivo, que humilla y maltrata a su abnegada esposa Norma (Natalia Esperón) y menosprecia a su hijo Clemente (Pedro Baldo), un joven sensible, apasionado por el arte.
El codicioso Marco Rivas (Luis Roberto Guzmán), un terrateniente coludido con el alcalde en negocios turbios y al que se le ha metido entre ceja y ceja la idea de adueñarse de La Esperanza.
Y la perversa Adriana (Martha Julia), que mató a su esposo y ha hecho creer a su hijastro Marco que Santos es el asesino.
Pero la peor pesadilla de Adriana es Remedios (Nuria Bages), curandera del pueblo y tía de Santos, quien la vio arrojar por un barranco a Jerónimo Rivas.
Así las cosas, aún con las diferencias que los separan, al pasar el tiempo la atracción entre María Teresa y Santos se hace inevitable y quedarán atrapados entre el orgullo y el amor que sienten el uno por el otro.
Tierra de esperanza se transmite de lunes a viernes por Las Estrellas en el horario estelar de las 21:30 horas, en capítulos de una hora (claro, restándole más de diez minutos de cada corte comercial, que son dos, creo).
Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.