Hasta el título es ridículo. Aracely Sánchez Ruiz

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Collage de Aracely Sánchez Ruiz

Yo opino/ la columna de Aracely

Hasta el título es ridículo

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Yo pensaba que ya no existía esa ridiculez de los finales de telenovela en domingo, pero me equivoqué. Este 14 de enero se transmitió por Las Estrellas el último capítulo de Minas de pasión, producción de Pedro Ortiz de Pinedo, estelarizada por Livia Brito (Emilia) y Osvaldo de León (Leonardo), con Anette Michel (Roberta), como antagonista.

Pero vamos por partes.

Minas de pasión está basada en La patrona de Telemundo (2013), que a su vez es una adaptación de La dueña (1984), telenovela venezolana.

En este punto quiero hacer notar que hace diez años no me perdí un solo día La patrona y me atrevo a decir que frente a las excelentes actuaciones de Aracely Arámbula, Jorge Luis Pila y Christian Bach, nada tienen que hacer Livia, Osvaldo y Anette, ¡pobrecitos!

Además, cabe aclarar que la versión de Televisa no se apegó a la de Telemundo, donde Tomás “El Tigre” Suárez, padre de la protagonista, interpretado por Javier Díaz Dueñas, muere al principio de la novela; en este caso ha de haber gustado tanto a la producción el desempeño de Alejandro Camacho como Julián Sánchez, que dejó crecer al personaje a lo largo de la trama.

Tan solo ese cambio debió haber generado otros tantos, pues entonces Zaira (Cynthia Klitbo), la mujer del “Tigre”, resultó no ser viuda, sino que al parecer (aquí debo confesar que solo vi los primeros cinco episodios y los últimos seis, incluido el final, de dos horas y media) se separó del marido por alguna razón que desconozco y anduvo coqueteando con un tal Marat (Pedro Sicard), que no sé de dónde salió.

Y entonces sucedieron cosas tan absurdas en esta semana que pasó, como que Leonardo le pide al jefe de la policía que le deje su pistola y este se la suelta ¿así nomás, como si fuera una pluma y un papel para anotar una dirección?

¿Qué tal esta? Nicolás (Íker García), el hijo de Emilia, que sabe que su abuela (Anette) le ha hecho mucho daño a su madre y a su tío Leonardo, llora en sus brazos. ¿Cómo? ¿No debería tenerle miedo?

O cuando Emilia decide donarle un riñón a la que fue su peor enemiga, Sara (Sylvia Sáenz), que le hizo la vida de cuadritos, y después de hacerse los estudios pertinentes anda tan campante caminando por el hospital, en vez de que la estén preparando para la cirugía. Y ya en el quirófano hasta tienen tiempo de conversar, ¡ay, ay!

Y a propósito de Emilia, que por un tiempo fingió ser otra persona haciéndose llamar Victoria Alcázar, si a estas alturas ya se había descubierto su verdadera identidad, por qué seguir usando lentes de contacto de otro color, aun durante la operación. ¿Y qué acaso no usan en ese hospital mascarillas para administrar la anestesia y el oxígeno?

Y me quedé de a seis cuando escuché a Aleida (Karyme Lozano) decirle a Fidel (Omar Germenos): “eres un mounstro” (tal cual, lo devolví varias veces para estar segura).

Y bueno, Leonardo, al enterarse que Roberta escapó, en vez de advertirles a Marijo (Valeria Burgos), una tal Cayetana y Nicolás, que están en la casa de la villana, solo les dice que se encierren, ¿qué no corrían peligro estando ahí?

Y mientras Roberta sostiene una copa con ácido que pretende arrojarle a la cara a Emilia, esta se ve tan tranquila, inmóvil en el suelo, recargada en una mesa.

Y luego estaba esa cursilería entre Emilia y Nicolás de: “yo te a-mo, tú me a-mas, yo más…” o algo así, ¡qué ridículos!

Y el tal Danilo (Rodrigo Brand), que según él va a rendir cuentas a la justicia para pagar por todas sus estafas, disque para hacerse digno de Sara y su hija, nunca se ve que pise la cárcel y luego sale con que se va con ellas a un programa de protección de testigos.

Y ahí tienes a la recientemente viuda Gigi (Alma Cero), que nada más vio solito y su alma al tal Marat y ni tarda ni perezosa le echó los perros.

Y cómo ves que la mala de la novela no se muere, pero se vuelve loca, y su hermana Joaquina (Mayra Rojas) la mantiene escondida en algún lugar secreto, aunque se da sus escapadas al pueblo donde ahora resulta que nadie la reconoce con la cara desfigurada, y ella que se cree tan bella y soñada, ¡hazme el favor!

Lo que sí me gustó fue que cuando el “Tigre” y la “Fiera”, que así le llama a Zaira, se reconcilian, deciden ir (o más bien venir) a conocer las Barrancas del Cobre, que “a barranquear”, dice ella. Eso es buena promoción para nuestro estado grande, ¿no crees?

En fin, la novela ya se terminó, después de casi cinco meses, con el clásico “juntos para siempre”, con beso y baile, con música de mariachi y letra de Christian Nodal.

 

PD: lo que me cayó más gordo fue que en la cortinilla final nomás tenían grabados 10 o 15 segundos de video, los cuales repitieron cuatro veces, ¡hazme (otra vez) el favor!

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

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