Los nombres. Luis Fernando Rangel

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Los nombres

 

 

Por Luis Fernando Rangel

 

 

—De las hijas de don Espiridión, la más bonita es-Panta.

—Nombre, pues si la más bonita espanta, ¿cómo estarán las otras?

Así decía mi abuelito Pascual. Es que allá en el rancho todos se llamaban así. Medio raro. Pantaleona se llamaba la muchacha. Pero dicen que sí era guapa ¿Te imaginas? Por eso le decían Panta. Si el nombre lo tenía feo, al menos lo demás lo tenía bonito. Es más, ¿a que ni sabes cómo se llamaba mi abuelita? María Cleofas. Pero dice mi padrino el Güero que se cambió el nombre, se dejó nomás el María. Quién sabe si sea cierto, pero ya ves cómo eran las cosas antes. Uno llegaba a un lado, decía las cosas y ya, se daban por hecho. Cuando se mudaron de Satevó a Velardeña, o a San Antonio no me acuerdo bien, llegó y se presentó: María Mendoza, mucho gusto. Hasta había una cantante famosa que se llama así. Pero el Cleofas lo dejó en Satevó y, pues, yo ya nunca escuché que nadie le dijera así.

Es como tu abuelito Lolo, cuando mijo Braulio le llevó a Pepe, para presentarlo, ¿te acuerdas? Bueno, igual y no, porque estabas muy niño. Pero era cuando tenía el rancho allá rumbo a San Diego de Alcalá. Braulio llegó y le dijo: mire, abuelito, aquí está mijo, se llama José Manuel. Se llamaba José por el abuelito de Susana y Manuel por mi papá. Y Lolo le dijo: ay mijo, le hubiera puesto como mi abuelito. Y Braulio le preguntó: ¿pues cómo se llamaba su abuelito? Y él le dijo: Saturnino. Braulio nomás se estaba riendo, el condenado. ¿Te imaginas? ¿Cómo le iba a poner Saturnino? Aunque el papá de Lolo se llamaba Ignacio, ese nombre sí está bonito. Me gusta cómo suenan los nombres. Dolores Rangel e Ignacio Rangel. Jacobo era el otro abuelito. Ah, pues tu papá sí te contó de él, era el viejito que parecía santoclós: la barba larga larga y canoso, así, bien blanco.

Tú te llamas Luis Fernando por Ramón, porque cuando estaba embarazada le pregunté a mijo, tenía como tres o cuatro años, y me dijo que Luis Fernando. Y me gustó. Yo creo que lo escuchó en la novela.

Ramón se iba a llamar Candelario, como tu abuelito ‒el papá de Andreita‒. Le decían don Cande. Fíjate, de saber que a Ramón le iba a gustar el nombre, se lo dejo. Los dos nacieron el dos de febrero, pero te pareces más tú a él que Ramón. Bien raro, como que la sangre llama. Cuando estabas niño y te ponías a escuchar música en la sala, que te acostabas a un lado de la grabadora y ponías los casetes, decía mi viejo: mira, vieja, se ve igualito a mi abuelito.

En el pueblo había nombres raros, aunque también casi todos tenían apodos. De algunos ni me acuerdo el nombre, nomás el apodo. Pues ya ves tu papá, que le decían el Canica. Primero que porque estaba muy ojón y tenía los ojos de color, como las canicas a las que les decían “ojos de gato”, y luego que porque era muy bueno para jugar canicas. Pues qué más iban a hacer, sino jugar. A tu tío Daniel le decían el Guache, porque era rebueno para jugar a las guachas. Ahí los dos se hacían compañía cuando Lolo y Andrea no estaban. Y pues de mis hermanos, a Martín le decían el Tubo, porque era rebueno para jugar béisbol y decían que pegaba con tubo, pero ya ni picha ni cacha ni deja batear; a Cornelio le decían La Leona, quién sabe por qué. Y pues está el Camión, el Caimán, el Comelonches porque les robaba la comida a los primos en el recreo, la Araña, el Pussí porque ese nomás decía eso, le preguntaban algo y decía pus sí, el Fantasma, el Pinto. Quién sabe que otros apodos habría. Porque mi papá a veces nomás mentaba: no, pues dicen que el finado Rodríguez dejó muchos problemas. Y mi mamá le preguntaba: ¿quién? Y él le decía: pos el Gato. Y ya mi mamá decía: Ah, sí. Pero así nos perdíamos, entre nombres y apodos.

 

 

 

Luis Fernando Rangel escritor y editor, licenciado en letras españolas por la UACH. Autor de los libros Cuando nuestros huesos sean fósiles, Nombre de piedra, La marcha de las hormigas/The March of the Ants, Corridos de caballos y Dibujar el fin del mundo. Ha recibido algunas distinciones como el II Premio Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press en 2021, los Juegos Florales de Lagos de Moreno en el área de cuento en 2021, el IV Premio Nacional de Poesía Germán List Arzubide en 2020 y el Premio Estatal de Poesía Joven Rogelio Treviño en 2017. Textos suyos han sido traducidos al inglés y al italiano y aparecen en publicaciones de México, Ecuador, Colombia, Argentina, Chile y Estados Unidos. Es cofundador y director editorial de Sangre ediciones; y fundador y director general de la revista Fósforo. Literatura en breve. Actualmente es jefe de Unidad Editorial en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH y editor responsable de la revista Metamorfosis.

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