Sábado
Por Jaime González Crispín
En mayo pasado, cuando conocí a mis brujas, no puse atención. Las vi asoleándose, en el borde del tejado. A poco intenté ponerles un nombre y no se me ocurrió cosa mejor que nombrarlas: Uno, Dos y Tres. Después, ya entrados en confianza, quité los números y las llamé Alfa, Beta y Gamma. Aunque muy iguales, encontraba señales para distinguirlas.
Hemos vivido cosas juntos. Ya fuimos a Morelia, al Festival de Cine y a Guanajuato unos días. Estuvimos en Durango, por lo del Revueltas Festival. En fin.
El asunto es que esta mañana, después del obligado desvelo, al correr las cortinas, solo vi a dos de ellas. Faltaba Beta.
─Falta una, ¿dónde está?
─Solo no está ─me respondió Alfa, cortante.
─Pero ¿volverá?
Una me dijo que sí, la otra que no. «Pónganse de acuerdo», les pedí.
─Otra vez, les pregunto: ¿Volverá?
─No ─dijeron al unísono.
─ ¿Pasa algo?, ¿hay alguna cosa que no me quieren decir?
─Es solo que la matamos, solo eso.
Una de ellas me mostró su escoba rota y algunos trapos con sangre, pertenencia de la ausente.
Yo estaba con los ojos abiertos de más. ¿Qué hicieron, carajo? ¿Cómo pudieron…?
─Ya, ya, tranquilo. Solo está muerta, y no volverá.
─Pero ¿por qué?
─Es lo que hacemos con aquellos que preguntan mucho…
─Ah…
Más historias en
ojosparaleer.blogspot.com
Jaime González Crispín es profesor, por la Escuela Normal de Durango, con grado de Iicenciatura. También estudió en el Taller de Escritura Narrativa, en la Universidad Juárez del Estado de Durango y en el Taller Levriano de Escritura, Querétaro. Ha publicado los libros de cuentos Matemos al cura, Alambre de Púas y Trece veces por minuto. Están inéditos sus novelas Eva Gorrión, o la monja que mató a su hermana y Casi quince, además de su libro de cuentos El mal samaritano.