Cambian las formas, no la esencia de informar El periodismo y la transición digital. Leoncio Acuña Herrera

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Columna de Acuña

 

Cambian las formas, no la esencia de informar

El periodismo y la transición digital

 

 

Por Leoncio Acuña Herrera

 

 

Hoy el debate es si la inteligencia artificial va a terminar con la creatividad como la conocemos, en particular con la literatura y el periodismo. Es un falso debate, porque la IA es finalmente producto de la “inteligencia natural”. El problema sería que esta fuera socavada por nosotros mismos por pereza, negligencia, y le apostáramos todo el pensamiento a un robot, igual que hemos dejado de hacer números gracias a las calculadoras.

No creo que suceda.

Al menos en el periodismo.

Hace 40 años, cuando empecé a reportear para el Diario de Guadalajara ‒mientras hacía la carrera en ciencias de la comunicación en el turno vespertino‒, portaba una enorme grabadora de pilas con todo y micrófono.
El método de impresión incluía teclear las notas en máquinas mecánicas, luego unas chicas cortaban las palabras, las pegaban en grandes módulos, y de ahí a la imprenta.

En 1986 regresé a Chihuahua y empecé a trabajar en Novedades. El asunto ya estaba más modernizado, computadoras tipo MAC, pero todavía existía el laboratorio, o cuarto oscuro, para revelar las fotos, así como el área de Fotomecánica para el proceso de impresión.

En 1987, al ingresar a Norte ‒que cerró en 1990‒, volví a las máquinas mecánicas, al diseño de portadas en papel y escuadra, al télex por el cual recibíamos la notas internacionales y nacionales, las seleccionaba para que las transcribiera un cuerpo de capturistas. A buscar fotos en un archivo. Fui subdirector editorial en ese tiempo.

Al poco tiempo, el viejo equipo fue suplido por computadoras de última generación, traídas desde El Paso a través de la casa matriz, Norte de Ciudad Juárez.

Tengo una anécdota sobre ello: Cuando nos sorprendió la tromba del 23 de septiembre de 1990 ‒estábamos un sábado por la noche en la cervecería 2 X, junto al edificio del periódico al tiempo que reporteábamos la nota vía telefónica‒ no había redes socio digitales.

Mientras algunos escribían las noticias, otros barríamos para impedir que el agua llegara a los equipos nuevos.

Y así salimos al otro día, domingo, con la ciudad devastada. Recuerdo que el director, don Luis Fuentes Molinar, se sorprendió de que en esas condiciones saliera el impreso a las calles.

Cuando estuve en El Heraldo, entre 1991 y 1992, recuerdo que aun y cuando ya había computadoras, las ordenes de información yo las tecleaba en una máquina mecánica, las partía en tiras y las dejaba sobre los escritorios de los reporteros.

Los reporteros debían ir corriendo a la redacción, a eso de las tres de la tarde, a teclear sus avances.

En el gobierno estatal, cuando fui jefe del Departamento de Prensa ‒1992 -1998‒ todavía teníamos cuarto oscuro para revelar y mandábamos con un mensajero, a las 3 de a tarde, las notas del día y las fotografías a las redacciones de los periódicos impresos, incluyendo las transcripciones de discursos o entrevistas.

Ahora que regresé al gobierno estatal, del 2016 al 2021, las cosas eran radicalmente distintas en el quehacer periodístico, y también desde las oficinas. Las notas y las fotografías se enviaban casi de inmediato por Whatsapp, los reporteros enviaban directamente las notas de sus teléfonos celulares. Con la globalización las notas llegan en segundos desde cualquier parte del mundo, sin necesidad de Telex ni de papel.

Incluso, con el arribo de los portales digitales, los reporteros ya suben directamente audio, texto y video.

Con el nuevo periodismo hay más retos, y considero que el principal es lograr la inmediatez y la brevedad sin perder la calidad de los contenidos.
Y el otro gran fenómeno contra el que pelear es el las fake news, que se propalan principalmente por las llamadas redes sociodigitales, sobre todo el Facebook.

Hay una nueva escuela para un periodismo actualizado, que abunda sobre esta temática, como lo hace la Fundación Gabo, así como manuales para verificar notas falas, como lo hace Chequeando de Argentina, Colombiacheck, o El Sabueso, de Animal Político, portal digital.

Concluyo con esta reflexión: pese a todos los cambios tecnológicos el periodismo no morirá. Podrán desaparecer soportes como los que tuvimos en mis tiempos, pero siempre podremos adoptarnos a lo novedoso; lo importante no es perder de vista que nuestro objeto de trabajo es y será siempre un viejo anhelo de la humanidad: estar bien informados.

24 junio 2023

 

 

Leoncio Acuña Herrera, periodista y escritor, es licenciado en ciencias de la comunicación. Ha sido reportero en Novedades de Chihuahua, subdirector editorial de Norte de Chihuahua y jefe de información de El Heraldo de Chihuahua. Actualmente cursa la maestría en periodismo en la UACH.

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