Entrega urgente de una carta astral. Rubén Rey

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Entrega urgente de una carta astral

 

 

Por Rubén Rey

 

 

En nuestro capítulo de hoy, un joven informático se armó de valor y no precisamente para contarnos chistes bobos del código, el open source o el hackeo (ético o el cochinón de toda la vida). No. José Alberto Díaz rompe el molde de sus nerds colegas y nos regala un fragmento de su alma, iluminada en los 20 cuentos que conforman su obra Carta astral para el escéptico.

¿Qué mejor manera de comenzar esta obra literaria que con un desnudo?, el cual además está enfrascado en una loca carrera por las calles y callejones del lugar. “Corre Lolo, corre” es el titular que reviste a este primer relato, mismo que nos lleva a través del delirante maratón del tremendo Teodoro ‒Lolo pa’ los cuates‒, ante la mirada atónita de la gente que lo vitorea y pitorrea por igual a lo largo de su célebre periplo. Tras de Lolo van dos oficiales de policía que hacen todo lo posible por darle alcance y poner algo de orden. Finalmente es el más deportista y esbelto el que le pone un hasta aquí al correteo nudista de Lolo. ¿Qué si por qué iba por la vida corriendo desnudo? ¡Ahí asómese al primer capítulo y descúbralo sin pudor, querido lector!

Posteriormente, una historia de amor frustrado en España (¡Jo-der, tíos!) y después, la carta de un lunático en sus dos acepciones: por ocurrente y por ser, según él, proveniente de nuestro satélite natural. También tenemos un escrito inspirado en la banda Rammstein (libre de peluches del Dr. Simi en esta ocasión), el cual comparte la misma esencia de la sexta narración: suicidio imprudencial ‒o dicho de otra manera, “matarse sin querer”‒. Ya que andamos de mórbidos, el lector podrá satisfacer sus placeres malsanos en un texto que abarca la Deep Web y los videos snuff.

La pluma y tinta de José Alberto Díaz se alocan y pareciera que cobran vida propia, fungiendo como un medio que nos regala deliciosos parónimos, tales como “No me gusta esa estación del año; a mi esposa la pone romántica; a mí, reumático”; así como reflexiones del calibre de “Encima te mandan a cumplir con tus actividades laborales en pueblos cuya similitud con Sodoma y Gomorra es irrefutable, y tal vez por eso de ellos no se acuerda ni Dios”.

Carta astral fue hecha para ser disfrutada en todos los niveles, con un narco relato que, se nos antoja, es la joyita de esta corona narrativa. ¡Y no crean que se olvidó de los poemas malditos, eh! El último capítulo habla de meados, amenazas & chingadazos, cerveza y muchas pinches groserías; ¡porque nada vuelve más auténtico a un texto que lo más urbanamente vulgar de la existencia!

Entonces, ¿qué hay de bueno y qué hay de malo con Carta astral para el escéptico?

LO BUENO:

  • Por variedad no quedamos; la imaginación de Díaz nos lleva por toda suerte de destinos. Siendo especialista en tecnología, no dudamos ni tantito que el autor es también afecto a los videojuegos, y es dentro de su obra donde nos transporta a todos los mundos (y niveles) que le dieron en gana.
  • Curioso: a pesar de estar compuesto por breves relatos, Carta astral te deja complacido al final de cada uno. Quizás sea porque se aleja del tediosísimo estilo “autobiografoide” que plaga la mayoría de este tipo de compendios. ¡Y es que, qué flojera andar leyendo las andanzas tan ordinarias de algún autor que encuentra especial sus locuras de juventud (que se asemejan más a una película de ficheras…) o su infancia sin chiste!

LO MALO:

  • Todavía puede pulirse más. Encontramos aquí y allá algo de mayusculitis y omisión de comas (¡lo que nunca! Porque el 50% de los escritores allá afuera abusan tanto de este signo de puntuación, que pareciese que está hablando el amiguito afroamericano de Malcolm el de en medio). Esto no convierte a Carta astral en algo ilegible, como tampoco es ilegible la carta de tu sobrinito de ocho años a Santa ‒¿todavía existirá esa usanza, o ya todo lo piden por Amazon? ‒.
  • Para los amantes de lo complejo ‒sectarios de Octavio Paz, Vygotsky y demás miembros del club‒, Carta astral sí va a quedarles a deber un poco. Para los gustos, los colores; además, no es como si nuestros lectores de elite no contaran con un montonal de literatura complicada para elegir.

Qué más decir, sino ¡muchas gracias al software de tu cerebro que nos programó un libro tan sabroso, José Alberto!

 

Díaz, José Alberto: Carta astral para el escéptico. Editorial Secretaría de Cultura de Chihuahua, México, 2017.

 

 

 

 

Rubén Rey es licenciado en ciencias de la comunicación, egresado de la Universidad Regional del Norte y tiene una maestría en comercio por el Tecnológico de Chihuahua. Es doctor en humanidades por la UACH. Escritor comercial y científico.

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