Lección Foto Mague Alcaraz
Lección 1
Los signos de puntuación: la coma
Por Jesús Chávez Marín
La coma
Tal vez, el más usado de los signos, y el que provoca más errores, a pesar de su aparente insignificancia.
Sus tres funciones fundamentales son las siguientes:
a). Separar palabras en una serie o enumeración
Ejemplo:
Una experiencia nueva, interesante, provechosa.
Adviértase que cuando la última palabra se une a la anterior mediante y, o, ni, se suprime la coma.
Ejemplos:
Café, copa y puro.
Ayer, hoy o mañana.
Ni caliente ni frío.
b). Separar oraciones o frases
Ejemplo:
Jóvenes y mayores, pobres y ricos, poetas y negociantes, todos necesitan expresarse bien.
Cuando la última frase se une a la anterior mediante y, o, ni, se suprime la coma.
Ejemplos:
Quería trabajar, ganar dinero y casarse con ella.
Entrar en un cine, dar un paseo o quedarse en casa.
Ni correr demasiado ni quedarse quieto.
Una advertencia: a pesar de ello se usa la coma cuando sin ella la frase podría inducir a confusión.
La frase “Juan iba con Francisco y Pedro, el mayor, con Joaquín” es mucho más clara si colocamos una coma después de Francisco: “Juan iba con Francisco, y Pedro, el mayor, con Joaquín”.
c). Encerrar o aislar una palabra o una frase incidental dentro de una oración principal
Ejemplo:
El entrenador, satisfecho, lo abrazó.
Ella, al verle, avanzó unos pasos.
Cela, autor de La colmena, ha publicado un nuevo libro.
Las palabras o frases que van entre comas son siempre aclaraciones o ampliaciones de la idea principal. Las comas indican en este caso que podemos prescindir de la expresión que encierran:
El entrenador le abrazó.
Ella avanzó unos pasos.
Cela ha publicado un nuevo libro.
Esta función de la doble coma es la que con más frecuencia olvidamos para incurrir en deficientes puntuaciones de este tipo:
El entrenador, satisfecho le abrazó.
O bien:
Ella al verle, avanzó unos pasos.
Que son formas incorrectas, porque cortan la continuidad de la frase.
ch). Después del nombre en vocativo, es decir, cuando se llama o se habla a alguien
Ejemplo:
Javier, come y calla.
Sin la coma, en vez de un llamamiento sería una afirmación:
Javier come y calla.
d). Si el nombre no inicia la frase, sino que está intercalado en ella, va entre dos comas, segunda norma de las aclaraciones que ya hemos visto
Ejemplo:
Me gustaría, Mercedes, que estuvieras de acuerdo.
e). Con las expresiones que aclaran o explican, como: es decir, sin embargo, no obstante, en primer lugar, esto es, a pesar de todo, en principio, etcétera
Ejemplos:
Sin embargo, la petición fue atendida.
Creo, no obstante, que tenía razón.
Muy importante:
Tome usted una hoja de papel y escriba la siguiente frase:
El hermano dormido no pudo ayudarle.
¿Ya está?
Bien. Relea la frase que ha escrito.
¿Pone en ella alguna coma o no?
Piense y decídase.
Si ya ha decidido, voy a tranquilizarle: es correcto no emplear ninguna coma, pero también lo es emplear dos, que encierre la palabra “dormido”.
En ningún caso una sola coma.
Pero ahora permítame que le haga una pregunta:
¿Por qué ha adoptado una determinada solución?
¿En qué se ha basado?
Las dos soluciones son correctas, pero corresponden a dos realidades distintas.
Si escribimos: “El hermano dormido no pudo ayudarle”, sin comas, determinamos cuál es el hermano que no le ayudó y decimos, por tanto, que había más de un hermano.
Si escribimos “El hermano, dormido, no pudo ayudarle”, con dos comas, aclaramos que el hermano no pudo ayudarle porque estaba dormido y decimos, por tanto, que había un solo hermano. Recuerde que aclarar es la función de la doble coma, como ya se dijo anteriormente.
Por consiguiente, deberá de emplearse comas o no según la realidad que se quiera expresar, no según la frase parezca más bella o agradable.
Recomendación final:
No intercale nunca una coma entre el sujeto y el verbo.
Es un error que descubrimos en numerosos textos.
Ejemplos:
El almacén que visité ayer, no reúne las condiciones requeridas.
Sobra esta coma. Aparece, sobre todo, en frases un poco largas. Suele ser un acto irreflexivo por nuestra parte, que coincide con una interrupción de nuestro pensamiento.
A menudo empezamos a redactar una carta, un informe o lo que sea, convencido de que hemos dado ya con la frase adecuada. Pero a las pocas palabras nos detenemos, vacilantes. Inconscientemente avergonzados del fallo, llenamos este incómodo vacío con un movimiento que parece justificarnos: colocamos una coma. Muchas comas inútiles nacen como compás de espera del resto de la frase que no acaba de concretarse. Evite esta equivocación. El empleo de las comas no depende de la extensión de una frase.
Repaso: Compruebe siempre que las comas sirvan para las funciones que más arriba hemos expuesto:
- a) separar frases o palabras en una enumeración.
Ejemplo:
Un piso nuevo, céntrico, lujoso.
- b) aislar ampliaciones de la frase principal.
Ejemplo:
La luna, cantada tantas veces por los poetas, es el satélite de la Tierra.
JChM Taller Literario, enero 1984
Jesús Chávez Marín es editor de Estilo Mápula revista de literatura.