A mis desconocidos. Marco Benavides

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A mis desconocidos

 

 

Por Marco Benavides

 

 

En un rincón del vasto tejido de la humanidad, donde las vidas se entrelazan y se desvanecen como hilos de un tapiz sin fin, hay un espacio que reservo con cariño para aquellos a quienes nunca conoceré, pero que, sin embargo, me acompañan en mis pensamientos. Me gustaría abrir este saludo, una carta sin destinatario, una ventana al alma que reconoce el destello de bondad en los corazones que vagan por el mundo.

Imagina, por un momento, a una madre que, al caer la tarde, apura sus pasos en la calle mientras arrulla a su bebé en brazos. Su mirada es un faro de ternura que, aunque no me la dirige, me envuelve en un cálido abrazo. Hay en su andar una danza de sacrificio y amor que, aunque ajena a mí, se siente familiar. Hay quienes, como ella, ofrecen su luz en la penumbra del día a día, y me pregunto si alguna vez sabrán el impacto que tienen en aquellos que, sin conocerse, sienten su bondad como un bálsamo.

Pienso también en el anciano que se sienta en un banco del parque, donde el sol filtra su luz a través de las hojas. Sus ojos, llenos de historias, parecen contemplar el paso del tiempo con una serenidad que solo se alcanza después de haber vivido. Tal vez sus relatos sean cantos de amor y pérdida, lecciones de vida que ha recogido como conchas en la orilla. Nunca sabré su nombre, pero en mi corazón guardo un rincón para cada palabra que no he oído, cada risa que nunca compartiré. En este silencio, en esta ausencia, se despliega un universo de conexión que desafía las barreras del espacio y el tiempo.

Y están los jóvenes, sus sueños desbordantes y su energía inagotable. Los que alzan la voz por la justicia, que marchan por un futuro brillante. Me maravilla su valentía y la forma en que desafían el status quo, como ríos que buscan su cauce a través de la roca. Ellos son la esperanza de un mundo mejor, y aunque sus rostros nunca se crucen con el mío, su pasión me inspira a ser mejor, a luchar por lo que considero justicia. En cada manifestación, en cada canción que entonan, siento que somos parte de un mismo coro, una sinfonía de lucha y anhelos que resuena en quienes, como yo, anhelan un cambio.

En este mosaico de desconocidos también habitan aquellos que luchan en silencio. Personas que enfrentan sus demonios interiores, que batallan con la soledad, la tristeza o la enfermedad. A veces, sus batallas son invisibles, pero su resistencia me recuerda que la humanidad está tejida con hilos de coraje. A ellos les envío un pensamiento cálido, un abrazo que no conocen, una palabra de aliento que nunca oirán. En este acto de reconocimiento, me doy cuenta de que, aunque no compartamos el mismo espacio, sus luchas se entrelazan con las mías, como raíces que se encuentran bajo la superficie de la tierra.

En el bullicio de las ciudades, en los susurros de los campos, en el ajetreo de los mercados, hay rostros que pasan a mi lado, cargados de historias, de sueños y de anhelos. ¿Cuántas veces hemos cruzado miradas fugaces sin saber que, en ese instante nos hemos dicho todo lo que nuestras almas desean compartir? La chica que vende flores en la esquina, con una sonrisa que ilumina la mañana; el joven artista que pinta murales en las paredes de la ciudad, llenándolas de color y vida; la anciana que cuenta historias a sus nietos mientras el sol se oculta en el horizonte. Todos ellos son parte de esta comunidad silenciosa que vive en mi corazón, un rincón donde resuena la bondad del mundo.

A menudo me detengo a pensar en lo efímera que es la vida, en cómo un simple encuentro puede dejar una huella indeleble en el alma. Pero también sé que, a pesar de la brevedad de nuestros encuentros, hay una belleza inherente en la conexión humana. Cada acto de bondad, cada gesto desinteresado, se convierte en un eco que viaja a través del tiempo. Un día, tal vez, al caminar por una calle cualquiera, recordaré el brillo en los ojos de un desconocido y sonreiré, sabiendo que, aunque nunca crucé palabras con él, su esencia quedó grabada en mi ser.

Por eso, a ti, que quizás nunca sabrás de mi existencia, quiero decirte que tu bondad no pasa desapercibida. Eres parte de la vibrante sinfonía de la vida, y aunque nuestros caminos no se crucen, me alegra saber que existes. En cada acto de amor que compartes, en cada sonrisa que regalas, en cada pequeño gesto que haces, dejas una estela de luz en el mundo.

Así, a todos ustedes, a los desconocidos que habitan en mi corazón, les envío un saludo lleno de gratitud. Ustedes son los pilares de un mundo mejor, el reflejo de lo que todos deseamos ser. Aunque nunca tengamos la oportunidad de conocernos, sepan que sus vidas resuenan en mí, y que siempre llevaré su esencia conmigo, como una llama que arde suavemente en la oscuridad.

Y cuando la vida me regale un instante de paz, cerraré los ojos y los recordaré, imaginando un futuro donde nuestras almas se crucen, aunque sea en el silencio de un abrazo que nunca ocurrió. Así, mientras continúo mi camino, seguiré sintiéndolos cerca, como estrellas brillando en la vastedad del universo, iluminando el sendero de la humanidad.

Además, estoy seguro de que algunos de ellos me leen, o por lo menos han leído alguno de mis relatos. Para ellos escribo.

 

7 octubre 2024

 

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drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

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