Foto Pedro Chacón
La muñeca de trapo: telenovela
Por Fructuoso Irigoyen Rascón
Tras un largo e inconsecuente día de trabajo, los dos amigos se encuentran en el lobby de la empresa.
—Te invito un café o una cheve.
—Gracias; hoy no puedo. Quedé con mi vieja de ver con ella la novela de las cinco.
—¿Las cinco? Ya son casi las seis y media.
—¡Ups! Es que antes era a las cinco, pero como tenía un gran reiting la pasaron a praim taim.
—¡Ay, amigo así se arruina el lenguaje: reiting, praim taim! ¿De qué trata la novela?
—Es una historia vulgarzona: una tipa que engaña a su marido. Pero la novela tiene prendido a todo mundo porque cuando el cornudo está a punto de descubrirla se acaba ese episodio y continúa hasta la semana que entra.
—¿Y la actriz es guapa?
—¡Guapísima! ¡Mírala nomás! —dijo mientras le enseñaba la pantalla de su celular donde aparecía una mujer efectivamente muy hermosa.
—Con razón quieres sentarte a verla ¿cómo se llama la novela?
—La muñeca de trapo. Tanto al principio como al fin de cada episodio, como fondo de los títulos y los créditos, se ve una muñeca de trapo sobre una mesita. Yo creo que prepara a los televidentes para algún desarrollo futuro, como que para desenmascarar a la mujer va a haber una cámara o una grabadora dentro de la muñeca.
—Vaya, pues ¡disfruta tu novela, amigo!
Al día siguiente. Misma hora, mismo lugar:
—¡Hey! Vi la novela anoche.
—¿Y qué tal? ¿Qué te pareció?
—¡Buenísima!
—¿La novela o la actriz?
—¡Ya sabes!
—¿Qué te llamó la atención?
—Bueno, hay una escena cuando Julián Ramiro, Agustín Rodolfo, o como se llame, estaciona su auto, se supone que es en el estacionamiento del complejo de departamentos donde vive. Antes de bajarse se afloja la corbata. Entonces ve salir al Sancho que hace lo opuesto: se anuda y ajusta su corbata y se aleja caminando. El cornudo no sabe si salió de su depa o del de algún vecino, pero se le nota en su expresión que algo sospecha. La actuación del tipo, sin decir palabra, se lleva la noche.
—O bien, fue un mensaje subliminal de los fabricantes de corbatas. Ya casi no se usan ¿Y qué opinas de mi teoría de que el engañado va a usar la muñeca para ocultar un micrófono o una cámara?
—Puede ser. Pero creo que la escritora va a ir exponiendo poco a poco la traición. Por lo pronto ya lo vio. Eso se repetirá y la sospecha irá in crescendo. Especialmente si el reiting, como lo llamas tú, sigue subiendo. Y creo que eso pasará. El riesgo es el de que la gente se aburra, pero parece que tomará tiempo. Ahora mismo la dinámica es: “ya merito la pesca”. El productor se encargará de extender el proceso del descubrir la traición mientras eso sea lo que mantiene la atención del público.
—Me gusta tu análisis, pero recuerda, el micrófono estará oculto en la muñeca.
—Lo recordaré, aunque creo que muñeca de trapo es solo una alegoría que se refiere a la bella traicionera y falta de escrúpulos: es de trapo.
Un tercer amigo, empleado de la misma empresa. Al día siguiente en el mismo lugar, la misma hora.
—No me digan que están hablando de La muñeca de trapo. Les aviso que ya instalé cámaras en mi casa, así que puedo ver todo desde mi teléfono. —Al notar la incredulidad en sus rostros, añadió— ¡No me crean! ¡Es broma!
Pero el bromista tocaba el punto crítico: la novela describía algo que le podía pasar a cualquiera, en su propia casa. Por eso crecía en popularidad.
—Los dejo. Tengo mucho que hacer. — se dio la media vuelta y caminó tranquilamente.
—Tiempo de checar. — dijo nervioso uno, mientras el otro asentía con una risa nerviosa.
Los dos amigos se encuentran nuevamente al día siguiente. Misma hora, mismo lugar.
—¡Buenas y malas!
—¿Buenas?
—La muñeca de trapo tiene un montón de nominaciones para los Arieles.
—¿Y malas?
— Que toda la ciudad está enfurecida por lo que pasó ayer en la novela. Esa escena arruinó toda la trama.
—¿Pues qué pasó?
—Ella le preguntó qué haría si se enterara de que lo estaba traicionando y el respondió que sin duda la mataría; los dos se vieron muy fuera de carácter.
—¿No te parece un tema de conversación normal en una pareja de casados?
—No. La forma como se representó fue casi una confesión. Como que no va con la forma en que ella ocultaba su affair. Y a él, como se había presentado hasta ahora, no le queda para nada el arrebato de violencia, la amenaza.
—Me temo que eso fue solo un preludio a cambios drásticos en la novela.
—¿Como cuáles?
—Pues, hasta ahora la producción ha logrado mantener la atención en un tema tórrido sin presentar una sola escena de sexo, ni siquiera un desnudo.
—Por eso podían pasarla a las cinco.
—¿No crees que es hipocresía?
—¿Qué?
—Que está bien el oír hablar de algo, pero no el ver eso mismo.
—A ver qué sale a la noche.
Al día siguiente los dos amigos se encuentran de nuevo. Mismo lugar, misma hora, pero ahora una guapa muchacha acompaña a uno de ellos.
—Mira, te presento a mi novia.
—Mucho gusto, señorita.
—Mario me ha hablado mucho de usted.
—No me diga ¿Le ha estado contando de nuestras discusiones sobre La muñeca de trapo?
—Así es.
—¿Y usted qué opina?
—No creo que le guste mi opinión.
—¿Por qué cree usted eso?
—Creo que a pesar de que la autora es una mujer, el trasfondo es chauvinista, machista. Y vea usted como los hombres se han interesado por la telenovela, antes cosa de mujeres ¿Qué tal si el que traicionara fuera él y no ella? ¿les llamaría la atención?
—No me había percatado.
—Ese es el problema: ustedes no se percatan.
—Puede ser que la autora nos tenga una sorpresa al final.
—A mí me gustaría un final en que ella deje de ser la muñeca de trapo y se convierta en una mujer de carne y hueso. Que goce, sufra, ría y llore como un ser humano de sexo femenino.
—Creo que eso tendrá que esperar para la segunda temporada.
—¿A poco ya anuncian una continuación?
—Pues es la moda: se termina una temporada y sigue otra. iempre que el rating así lo pida.
Unos días después. Los dos amigos y la muchacha. Mismo lugar, misma hora.
—Se los dije, el grand finale de La muñeca de trapo nos deja en ascuas y anticipa una segunda temporada.
—¿Y no crees que, para el nivel de interés, de tensión, que la novela logró crear el finale fue un tanto blando, insípido y nada imaginativo?
—¿Qué esperabas? ¿que la matara?
—Probablemente sería un mejor final que el que escogió la autora. Eso de que la casada infiel pelea con su amante, terminando el affair y no diciéndole al marido sino: «no sabes cuanto te quiero», no es lo que esperábamos.
—Y nunca se definió completamente el significado del título La muñeca de trapo.
—Lo que anticipa también una segunda temporada. De cualquier modo, aun para aquellas novelas en que todos los personajes mueren al final, estilo Shakespeare, los productores se la ingenian para lanzar una segunda temporada.
—¡Uy, no más, por favor!