El valor de los espacios culturales independientes. Benito Rosales

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Cocodrilo Bit

El valor de los espacios culturales independientes

 

 

Por Benito Rosales

 

 

El miércoles fui a la Librería Itinerante y Más, ubicada en el centro de Monterrey. La librería es un proyecto de mi amigo Roberto Hernández, quien, apoyado por otras personas, ha estado impulsando la literatura desde hace algunos años en Monterrey. La actividad a la que asistí se llama Lecturas de media semana. Estaba programada para iniciar a las ocho de la noche y tenía una duración de poco más de una hora.

Asistimos alrededor de veinte personas con la intención de escuchar a cuatro escritores locales leer en voz alta su obra. La velada fue interesante; cada autor de los que participaron tenía un estilo y una personalidad muy particular que hicieron que el evento fuera variado. Hubo camaradería, intercambios de palabras de aliento, un ambiente general de apoyo mutuo, y por supuesto, un amor por las letras, por el deseo de escribir, de hacer libros, de publicar.

Antes de iniciar la lectura platiqué con Jesús Garza Morúa sobre la labor de promoción de autores y de la literatura regiomontana realizada por el maestro Eligio Coronado. Me hizo un resumen de los proyectos en los que trabajó el maestro y, además, hizo un recuento de espacios culturales independientes que en su momento, y algunos hasta ahora, han existido en Monterrey. Su comentario me llevó a que más tarde, ya en casa, me pusiera a reflexionar sobre la importancia de estos lugares y su gran valor. Vinieron a la mente dos preguntas: ¿Son importantes? ¿Sirven para algo estos espacios? Y aunque la respuesta parece ser obvia, creo que valdría la pena escribir sobre ello.

Existen autores que han definido el término “espacio cultural independiente” y que ya han escrito sobre el tema. La mayoría coincide en definirlo como un lugar donde se promueve la libre expresión artística y cultural sin restricciones significativas por parte de instituciones o gobiernos. Estos espacios suelen ser autogestionados por artistas y miembros de la comunidad, y buscan fomentar la creatividad y la diversidad cultural. En este sentido, generalmente tienen las siguientes características:

  1. Autonomía: Operan de manera independiente de las grandes instituciones culturales.

  2. Inclusividad: Abiertos a una amplia variedad de formas de expresión artística y a diferentes grupos sociales.

  3. Colaboración: Fomentan la colaboración y el intercambio entre artistas, autores y comunidad.

  4. Acceso libre: Muchas veces ofrecen acceso gratuito o a bajo costo a eventos y actividades culturales.

A partir de esta definición, claro que son importantes, más en ciudades como Monterrey, donde la cultura y los espacios para ella no siempre son accesibles para la mayoría de la población. Donde muchas veces la preocupación no es ser inclusivo, sino todo lo contrario.

La siguiente pregunta, íntimamente ligada a la primera, ¿sirven para algo? La respuesta la podemos dar desde diferentes aspectos, pero en este momento quisiera hacerlo desde dos. El primero es desde una perspectiva política. Por un lado, sirven para dar voz a expresiones alternativas y diversas, proporcionando un espacio para un diálogo y una crítica de ideas que, a veces, desde las instituciones oficiales es imposible o difícil hacer. Por otro lado, en el mismo sentido, sirven como espacios de resistencia cultural, donde se puede practicar y defender la autonomía frente a las políticas culturales centralizadas y las influencias comerciales.

En segundo lugar, desde una perspectiva cultural, podemos decir que promueven la innovación y la creatividad. Al ser espacios independientes, tienen una mayor flexibilidad, ajena a la burocracia administrativa de las grandes instituciones, permitiendo un mayor rango de posibilidades de expresión. Ayudan también a la conservación y difusión de las tradiciones locales, aquellas que muchas veces ni siquiera están identificadas por la mayoría de la sociedad o pasan desapercibidas por las instituciones oficiales, así como a introducir al público a nuevas corrientes artísticas globales diferentes a las del gobierno en turno.

Espero aprovechar este espacio para profundizar en el tema y escribir sobre las actividades que realizan determinados espacios en este contexto. Deseo en futuras entregas hacerlo, pero por lo pronto me quedo con la idea de que: el valor de estos espacios suma y fortalece la diversidad cultural, abonan a la visibilidad de los artistas ajenos a las esferas gubernamentales, que no por eso dejan de tener voz y deseos de ser escuchados. Este escrito no es una crítica a los espacios formales definidos y establecidos por los tres niveles de gobierno, sino un deseo de reflexionar sobre cómo se complementan.

 

Monterrey, 4 agosto 2024

 

 

 

 

Benito Rosales Barrientos nació en Monterrey, ha participado en talleres literarios de su ciudad natal. Es autor de los libros: Sobre la cornisa del laberinto, poemas; Cuando estos cielos caigan como ojos de gato, poemas; Las flores del jardín, cuento, 2017; La niña y la serpiente, cuento, Metimos la pata, entre otros.

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