Lección 27
El haikú clásico
El origen del haikú se pierde en la noche de los tiempos. Sabemos que desde épocas remotas los japoneses se ejercitaron en la composición de versos de 5, 7 y 5 sílabas. Una de las composiciones poéticas que desde muy pronto gozó de gran popularidad fue la tanka, poema de 31 sílabas dispuestas en el orden 5, 7, 5, 7, 7, y que los señores y damas de la corte solían divertirse enunciando los tres primeros versos de la tanka para que otro la completara luego con los dos restantes. Seguramente ese es el origen del haikú, llamado en un principio hokkú: “verso inicial”.
Los primeros poemas de tres pies y 17 sílabas que se conservan datan de los comienzos del siglo XIII. Una prueba más de su relación con la tanka es el hecho de que uno de los haikús más famosos de esa época corresponde a Fujiwara no Sadaiye, compilador de una famosa antología de tankas titulada Hyakunin Isshu (hacia el año 1235 d. C.).
Se han conservado muchos versos de 17 sílabas escritos en gran parte por altos funcionarios o jefes militares durante los siglos XIII y XIV, pero el género solo se popularizó más tarde, al comenzar el siglo XVI.
Basho (1644 – 1694). Kyorai (1651 – 1704). Onitsura (1660 – 1738). Chiyo (1701 – 1775). Buson (1715 – 1783). Kyokan (1756 – 1851). (Versiones y nota de Nuria Parés).
1
Tiempo otoñal,
todo es del mismo verde,
mar y arrozal.
―Basho
2
¡Qué pena! Aquí
en mi mano muere
una luciérnaga.
―Kyorai
3
Ya alborea,
en los campos de cebada
un verdor tiembla.
―Onitsura
4
Hierba de estío,
sueño de mil guerreros
de tiempos idos.
―Basho
5
¿Ahora do posa
mi pequeño cazador
de mariposas?
―Chiyo
6
Tarde de otoño
la vida tiene límites
y ratos de ocio.
―Buson
7
Nos trae el viento
bastantes hojas secas
para hacer fuego.
―Kyokan
8
Date la vuelta
yo también estoy solo
en la hora quieta.
―Basho