Foto Víctor Córdova
Manzana al óleo
Por Carmen Julia Holguín Chaparro
En su corazón, en el centro
de su carne palpitante y generosa,
dormita la pesadilla de su origen.
El pecado se le enrosca en su piel
de inocencia profanada
y pervierte sin querer
la mano hambrienta que la toma.
La culpa reside en la esencia
de su semilla fértil,
varada en la garganta de los hombres,
en el sexo abierto de las mujeres,
en la cabeza expuesta
de los cuerpos desnudos
que habitan la ciudad
y huyen esquivando las flechas.
Ha olvidado si hubo un antes
del árbol, del Jardín del Edén,
de la voz de Dios
maldiciendo su virtud
y la de su descendencia.
Ahora da lo mismo ser arrancada
de la rama que la soporta
o caer sobre la cabeza
que inventa leyes para fingir
que ordena el caos del mundo.
Ser cicatriz escarlata en la frente,
sombra del mal o augurio funesto
es el precio de la luz
que cada jugosa mordida
ofrece.