Collage de Aracely Sánchez Ruiz
Yo opino/ la columna de Aracely
La Martina
Por Aracely Sánchez Ruiz
“Quince años tenía Martina ♩♪♫♬♭…”, bueno, no soy Martina, pero sí son 15 años los que se cumplen hoy de que se publicó mi primera nota en El Heraldo de Chihuahua: Fue la principal de la sección Mira! de ese jueves en que comenzaba la Feria de Santa Rita, que por alguna razón que no recuerdo se adelantó a sus fechas habituales, que son en la segunda quincena de mayo.
Pero, como siempre, antes un poco de historia.
Llevaba poco más de seis años y medio como correctora en el “pediórico” (así le llamaba), cuando aquel lunes 6 de abril, después de una junta en el cuarto piso, al bajar me encontré con Salvador Moreno, hasta entonces reportero de espectáculos.
Lo acababan de promover a jefe de la sección Mira! y me invitó a unirme a su equipo. Le respondí con cierto recelo que no tenía ni idea de qué se trataba y para convencerme me llevó ante el director, Javier Contreras, quien me aseguró que no tenía de qué preocuparme, porque en caso de que no me adaptara a esas nuevas responsabilidades (léase: que no diera el ancho), podría regresar a mi antiguo puesto sin problema. Entonces, acepté.
La idea era que empezara inmediatamente, pero en ese momento estaba cubriendo las vacaciones de una compañera y mi ingreso al mundo reporteril se retrasaría unos días.
La tradicional fiesta patronal estaba por comenzar, así que antes de empezar tuve que acreditarme para tener acceso a los espectáculos en el Teatro del Pueblo y en el Palenque.
Llegó el miércoles 15 de abril y, ya libre de mi función de corregir, me reporté con Chava y escribí mi única nota del día anunciando el inicio de la feria con la presentación de Carmen Cardenal en el Teatro del Pueblo.
La mentada nota apareció el jueves con mi nombre al inicio (Aracely Sánchez, me quitaron el Ruiz, ¿tú crees?), aunque esto no volvería a suceder hasta meses después, porque había esa política de que los reporteros novatos no firmaban sus notas, por lo que mi jefe, que era nuevo en el puesto (como yo), fue reprendido.
Ese mismo día hicimos una entrevista (¿hicimos, Kimosabi?) a Ana Iveth, una “joven promesa chihuahuense” (de la que no he vuelto a saber) y yo redacté la nota.
Al siguiente día fui con Chava a la inauguración de la feria, que aún estaba en la carretera a Aldama. Mientras él entrevistaba a Carmen, yo observaba atenta y tomaba nota, para aprender. Dos días después repetiríamos la mecánica con Paty Cantú en el Teatro del Pueblo y más tarde bajo su supervisión haría mi primera entrevista a Julión Álvarez en el Palenque. Aún no era el Rey de la Taquilla.
Luego nos tocó entrevistar a Cristian Castro, pero fue el último, porque en esos días se cancelaron todas las actividades masivas, ante un brote de influenza porcina que mantuvo en alerta al país.
Ese año me tocó también cubrir el primer Festival Internacional de Cine de la Ciudad de Chihuahua, el grito de Independencia con Yuri en la Plaza Mayor, la ópera Carmen en la Plaza de Toros la Esperanza (de la que tengo malos recuerdos, pero esa… es otra historia).
También, por el tricentenario de nuestra valiente, leal y hospitalaria ciudad, hice las series de reportajes Chihuahua monumental, Por las calles de Chihuahua y Chihuahua y sus símbolos; y me aventé la puntada de entrevistar al mismísimo fundador don Antonio Deza y Ulloa, “capitán de caballos y corazas, caballero de la Orden de Santiago, contador juez oficial real de la Real Hacienda y Caja de la Ciudad de México, gobernador y capitán general del reino y provincia de la Nueva Vizcaya” (así de corridito lo decía Abraham Hernández, el actor que lo personificaba en Chihuahua Bárbaro).
Desempeñé esta labor durante 11 años en los que conocí a muchos artistas, algunos simpáticos, otros no tanto, viajé dentro y fuera del estado, compartí muchas experiencias con mis colegas reporteros y fotógrafos, pero sobre todo disfruté algo que me gusta mucho: escribir.