Esta noche hablemos de Oppenheimer, Godzilla y el monstruo en la sala. Viviana Mendoza Hernández

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Esta noche hablemos de Oppenheimer, Godzilla y el monstruo en la sala

 

 

Por Viviana Mendoza Hernández

 

 

Hace una semana que se dio una noticia importante para dos de las películas más famosas de 2023. La verdad es que debería decir «las tres películas», pero en este momento ya se sabe que Barbie no se compara con lo que la semana pasada se anunció.

El asunto es que el peligro descrito en las cintas Oppenheimer y Godzilla Minus One no solo sigue vigente con todo y el cambio de siglo, las mejoras en la comunicación internacional y la experiencia de las catástrofes descritas en las dos películas.

El anuncio que esperaba es que el del Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad fundado en 1945 por Albert Einstein, J. Robert Oppenheimer y otros científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan que produjo las primeras armas nucleares. En sus inicios, en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, faltaban siete minutos para la medianoche. El reloj llegó a estar a 17 minutos para la hora del juicio final después de la Guerra Fría, en 1991.

Llevo la semana entera pensando en qué tanto debo hablar de Godzilla, cuánto de Oppenhimer.

Quien haya visto la historia del científico podrá recordar el proceso de elección y los pretextos detrás del Proyecto Manhattan, cuando Estados Unidos inauguró la Era nuclear en las horas anteriores al amanecer del 16 de julio de 1945 cuando detonó una bomba atómica de 20 kilotones con el nombre en clave «Trinity» en Alamogordo, Nuevo México.

Mientras que el ensayo de Alamogordo demostró muchos de los efectos de la explosión, no consiguió en cambio aportar una comprensión con sentido de la lluvia nuclear radioactiva, que no fue bien entendida por científicos del proyecto hasta años más tarde.

La conexión con Godzilla es la guerra que agonizaba cuando Estados Unidos dejó caer dos bombas atómicas en Japón: una fue una bomba llamada «Little Boy», sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945; otra fue una bomba denominada «Fat Man», sobre Nagasaki el 9 de agosto. Estas dos bombas juntas mataron unos 220.000 ciudadanos japoneses en el acto y más de 200.000 que murieron como consecuencia de la sobredosis letal de radiación. Muchas personas quedaron con secuelas físicas y problemas de salud a largo plazo debido a la exposición a la radiación. Además, los sobrevivientes, conocidos como «hibakusha», enfrentaron estigmatización y discriminación en la sociedad japonesa debido al desconocimiento de la radiación y a temores infundados.

Una nación que no perdona a sus autoridades haber enviado a jóvenes al suicidio mientras la gente moría bajo los ataques de Estados Unidos; gente enferma, débil, cansada, aterrada y hambrienta que no podía siquiera vivir sus duelos ante la destrucción que sufrían.

El gobierno japonés se rinde, se somete y queda en una situación que solo pudo empeorar al comenzar la lucha entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Gente que vivía entre ruinas físicas y emocionales buscaba adaptarse. La naturaleza seguía su curso como una entidad incontrolable. Eso es el monstruo que se asoma a una de sus islas cada poco tiempo (como los terremotos, maremotos, tormentas) y cuyo ciclo es cambiado cuando ocurre el primer ensayo nuclear submarino, Operación Crossroads, que fue realizado por Estados Unidos en 1946 en sus áreas de pruebas del Pacífico en las islas Marshall con el propósito de evaluar los efectos de las armas nucleares usadas contra buques navales. Más tarde, en 1955, la Operación Wigwam de Estados Unidos llevó a cabo un único ensayo nuclear submarino a una profundidad de 600 metros para determinar la vulnerabilidad de los submarinos a las explosiones nucleares.

Aquí ya estamos en la época considerada el cumpleaños de Godzilla: el 9 de abril de 1954 (cuando se estrenó su primera película) el mismo año que Oppenheimer fuera investigado por el gobierno de Estados Unidos y que le quitaran su autorización de seguridad, lo que marcó el final de su participación en el diseño y asesoría de políticas, como se describe en la cinta de Nolan.

Hay que recordar que es cuando en la película de Godzilla el gobierno japonés se ve obligado a sacrificar a su población para no arriesgarse en el fuego cruzado entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

¡Y  eso que al principio de la llamada Guerra Fría ni los Estados Unidos ni la Unión Soviética tenían suficientes armas nucleares que desperdiciar! El punto es que en los años cincuenta, Estados Unidos estableció un sitio de ensayos exclusivo (Sitio de Ensayos de Nevada) y también usó un sitio en las islas Marshall (área de ensayos del Pacífico) para realizar ensayos nucleares. La Unión Soviética también comenzó a realizar pruebas en una escala limitada, fundamentalmente en Semipalatinsk en la República Soviética de Kazajistán. Los primeros ensayos fueron usados fundamentalmente para averiguar los efectos militares de las armas nucleares y para probar nuevos diseños de armas.

Unas tensiones exacerbadas y una atmósfera de miedo y sospecha actuaron como catalizadores para construir bombas más potentes y sofisticadas. Durante los años cincuenta se probaron nuevos diseños de bombas de hidrógeno en el Pacífico, mejorados diseños de armas de fusión.

Si volvemos a contexto actual de las películas, Japón no tuvo a Oppenheimer en su cines el año pasado debido a razones obvias. Ahora la película llegará a Japón el 29 de marzo de este año. Luego de esos meses de  controversia, hasta director de Godzilla Minus One, Takashi Yamazaki  tuvo que ver la película fuera del país para entender las conexiones que los cinéfilos encontraron al ver su homenaje al monstruo que encarna el horror generado por las armas nucleares, horror que no logran expresar en la cinta de Oppenheimer ni cuando él puede visualizar el resultado mientras el resto de la gente aplaude.

Nosotros, los admiradores de estas historias, aplaudimos el espectáculo que nos ofrecen cuando actualmente hay casi 13.000 armas nucleares en arsenales de el mundo y los científicos a cargo del Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad nos advierten que no es por optimismo que este año el reloj del Apocalipsis permanece a 90 segundos antes de la media noche.

Estados Unidos y China están al borde de una importante carrera armamentista nuclear. Un acontecimiento significativo en Estados Unidos es el debate sobre si su arsenal nuclear podría tener que aumentar durante la próxima década para contrarrestar la expansión de China. El argumento a favor de un arsenal nuclear estadounidense en expansión fue articulado recientemente en un informe de consenso de la Comisión bipartidista del Congreso sobre la postura estratégica de Estados Unidos, que argumentó que Estados Unidos y sus aliados deben estar preparados para “disuadir y derrotar” tanto a Rusia como a China simultáneamente. El informe recomendaba “ejecutar total y urgentemente la modernización nuclear de Estados Unidos”. La historia reciente sugiere que habrá una tremenda presión para ampliar aún más el arsenal nuclear estadounidense para compensar la aparente brecha de disuasión con China, incluso si hay evidencia de que más armas nucleares en realidad disminuirían la estabilidad y, por ende, la seguridad estadounidense a largo plazo.

¿No suena esto a los mismos pretextos que se dieron en la época de Oppenheimmer?

Se supone que la humanidad ha progresado y aprendido de sus errores. Que hemos avanzado.

Lo cierto es que avanzamos en el nivel de riesgo que tenemos para causar nuestra destrucción y la de todos los demás seres. Pasamos de los siete minutos antes de la medianoche a solo 90 segundos, desde el año pasado.

Es importante mencionar parte de lo que expresó John Mecklin, editor de Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad, este 23 de enero de 2024

 

«Hoy, una vez más fijamos el Reloj del Juicio Final a 90 segundos para la medianoche porque la humanidad continúa enfrentándose a un nivel de peligro sin precedentes. Nuestra decisión no debe tomarse como una señal de que la situación de seguridad internacional ha mejorado. En cambio, los líderes y ciudadanos de todo el mundo deberían tomar esta declaración como una cruda advertencia y responder con urgencia, como si hoy fuera el momento más peligroso de la historia moderna. Porque bien puede serlo».

«Todos en la Tierra tenemos interés en reducir la probabilidad de una catástrofe global causada por las armas nucleares, el cambio climático, los avances en las ciencias de la vida, las tecnologías disruptivas y la corrupción generalizada del ecosistema de información mundial. Estas amenazas, singularmente, y a medida de que interactúan, son de tal carácter y magnitud que ninguna nación o líder puede controlarlas. Esa es la tarea de los líderes y las naciones que trabajan juntos en la creencia compartida de que las amenazas comunes exigen una acción común».

 

Antes de dejar de escribir, cierro los ojos y recuerdo algunas escenas en las películas de Godzilla Minus One y en Shin Gojira. Quiero creer que tenemos esperanza aunque el monstruo sigue en medio de la sala.

 

Título original: Gojira -1.0

Año: 2023

Duración: 125 min.

País: Japón

Dirección: Takashi Yamazaki

Guion: Takashi Yamazaki

Música: Naoki Sato

Fotografía: Kôzô Shibasaki

Compañías: Robot Communications Inc., Toho. Distribuidora: Toho

 

Título original: Oppenheimer

Año: 2023

Duración: 180 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Christopher Nolan

Guion: Christopher Nolan.

Libro: Kai Bird, Martin J. Sherwin. Biografía sobre: J. Robert Oppenheimer

Música: Ludwig Göransson

Fotografía: Hoyte van Hoytema

Compañías: Universal Pictures, Atlas Entertainment, Syncopy Production, Gadget Films. Distribuidora: Universal Pictures.

 

 

 

Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital Voces de mi región en la sección de cultura y escribe en Estilo Mápula la columna Cine Viv. Es autora de las novelas Buscando una vida normal y Psicopompo.

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