Angelita. Alberto Heredia Castillo

Foto Nacho Guerrero

Angelita

 

 

Por Alberto Heredia Castillo

 

 

¿Qué fue, qué es para mí? Todo inició un domingo en el cine Alcázar. En la dulcería encontré a una amiga llamada María Elena, platicamos un buen rato de nuestros lugares de adscripción, yo en Colonia Juárez y ella en Nonoava; le propuse permutar y no me creyó, la convencí de que mi propuesta era real y de que nos quedáramos para hacer los trámites. A la semana siguiente, un miércoles, volaba para Nonoava, me instalé en casa de don Lupe Ochoa y doña Rosa, luego me fui a la escuela y Abelardo Lara, el director, me llevo salón por salón para presentarme.

Cuando llegamos al de primer grado, que era muy grande, vi más de sesenta niños y a su maestra, recién egresada. Vi unos ojos que me enamoraron y marcaron mi vida por 55 años, los mismos que vi apagarse el 30 de diciembre de 2023.

Vi el material que tenía y me ofrecí a hacerle todo el que necesitara, para eso siempre fui bueno durante cuarenta años. Me dio cartulinas y crayolas. Ese día le hice los primeros que siguieron muchos años después.

Al año siguiente éramos novios.

Al siguiente estábamos casados.

Tuvimos cuatro hijos varones, todos buenos hijos y profesionistas, Mario Alberto Chamaro, Víctor Hugo, Jesús Eduardo y Miguel.

En 2002 advertí lo que en 2005 sería diagnosticado como Alzheimer y me jubilé para estar con ella y atenderla. Fui viendo sus etapas, estudié mucho sobre la enfermedad, tuvo al mejor neurólogo de Chihuahua, el doctor Manuel Ojeda, que se fue en la pandemia de Covid, luego un geriatra y hasta el final, el doctor Jesús Piña de cuidados paliativos de PCE.

El miércoles anterior le había cortado el pelo que traía muy largo, la arreglé muy bien para que esperamos el fin de año. El sábado, al despertarla para darle su desayuno, vi que algo andaba mal y le vi en sus ojos el inicio de su viaje eterno por el universo. La vio una paramédico de la Cruz roja y me dijo que hacía minutos había fallecido.

Fue mi amor, mi compañera, mi confidente, la amorosa abuela de tres nietos, pues al cuarto ya casi no lo gozó, aunque debió haber advertido su presencia, una quinta nieta, hija de Regina, la atendió también con amor y ella debió haberse dado cuenta. Esa fue Mary, Angelita cómo me pidió que la llamara allá por 2014. Su recuerdo estará conmigo y con sus hijos y nietos, con mucha gente del gremio y con vecinos y amistades. Buen viaje. Hasta siempre.

 

 

 

Alberto Heredia Castillo nació en Chihuahua el 2 de julio de 1945. Escuela José Ma Mari 138 y Colegio Patria, la primaria, Benemérita Escuela Normal del Estado, Normal Superior José E Medrano. CCHEP. PCM. PSUM. PRD. Morena. Jubilado.

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