Los dinosaurios no conocieron las flores
Por Luis Fernando Rangel
Los dinosaurios no conocieron las flores, me dices un poco triste,
porque a ti te gusta como florece tu jardín
y te gustan los girasoles y los claveles
y los dinosaurios.
Pero cuando los dinosaurios vivían
las flores no eran ni una promesa.
Tal vez los dinosaurios no sabían llorar
y no pudieron regarlas.
Tal vez las flores fueron un regalo
y un recordatorio.
Imagínate: un dinosaurio
con flores llamando a tu puerta;
un dinosaurio muerto en tu jardín
para que puedan florecer los girasoles,
las rosas, los claveles.
Los dinosaurios no conocieron las flores:
imagina su tristeza.
Luis Fernando Rangel escritor y editor, licenciado en letras españolas por la UACH. Autor de los libros Cuando nuestros huesos sean fósiles, Nombre de piedra, La marcha de las hormigas/The March of the Ants, Corridos de caballos y Dibujar el fin del mundo. Ha recibido algunas distinciones como el II Premio Internacional de Poesía Nueva York Poetry Press en 2021, los Juegos Florales de Lagos de Moreno en el área de cuento en 2021, el IV Premio Nacional de Poesía Germán List Arzubide en 2020 y el Premio Estatal de Poesía Joven Rogelio Treviño en 2017. Textos suyos han sido traducidos al inglés y al italiano y aparecen en publicaciones de México, Ecuador, Colombia, Argentina, Chile y Estados Unidos. Es cofundador y director editorial de Sangre ediciones; y fundador y director general de la revista Fósforo. Literatura en breve. Actualmente es jefe de Unidad Editorial en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH y editor responsable de la revista Metamorfosis.