Qué pasó un Primero de Mayo. Aracely Sánchez Ruiz

Collage Aracely Sánchez Ruiz

 

Yo opino/ la columna de Aracely

Qué pasó un Primero de Mayo

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

A dos cuadras de mi casa, hacia el noroeste, hay una calle que lleva por nombre una fecha que se cumplió ayer: Primero de Mayo. Corre desde la avenida Melchor Ocampo (del Parque Lerdo hacia el centro se le conoce como Paseo Simón Bolívar) hasta la calle 36ª, donde pasa a llamarse Roque Jacinto Morón (mejor conocida como J. Morón), aunque al pequeño callejón entre el Modelorama y el Bar la Rumba también se le nombra así.

El Día del Trabajo, o Día Internacional de los Trabajadores, es día de asueto, aunque en muchos negocios, como el “pediórico” donde yo laboraba, como en cualquier medio de comunicación que se respete, lo celebrábamos afanándonos en la información.

Todo este preámbulo es para contarte, si no lo sabías o acaso lo has olvidado, por qué conmemoramos el Día del Trabajo.

Su origen se remonta a fines del siglo XIX, en los albores de la Revolución Industrial, en Chicago, entonces la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos, a donde llegaban cada año miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas que albergaban a cientos de miles de trabajadores, así como a emigrantes de todo el mundo.

Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores en aquel tiempo era la jornada de ocho horas, por ocho de ocio y ocho de descanso.​

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero predominaba la Federación Estadounidense del Trabajo, que el 17 de octubre de 1884 había resuelto que desde el 1 de mayo de 1886 la jornada fuera de ocho horas, o irían a la huelga; por lo que recomendaban a los sindicatos tratar de establecer leyes en ese sentido. Esta resolución despertó el interés de organizaciones que veían la posibilidad de obtener más puestos de trabajo con la jornada de ocho horas.

En 1886, el presidente Andrew Johnson promulgó la Ley Ingersoll, estableciendo la jornada de ocho horas. Poco después, 19 estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, pero con cláusulas que permitían aumentar a 14 y hasta 18 horas. Así, debido al incumplimiento de dicha ley, las organizaciones laborales y sindicales se movilizaron, lo que la prensa calificaba como “indignante e irrespetuoso”, “delirio de lunáticos poco patriotas” y consideraba que era “lo mismo que pedir el pago de un salario sin cumplir ni una hora de trabajo”.​

El sábado 1 de mayo, ​200 mil trabajadores iniciaron la huelga mientras que un número igual obtenía esa conquista con la simple amenaza de paro.

Las movilizaciones siguieron el 2 y el 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era Helmans, de maquinaria agrícola, que estaba en huelga desde el 16 de febrero y que seguía produciendo gracias a esquiroles. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 mil personas y el 3 se habían concentrado nuevamente frente a sus puertas; estando en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los manifestantes comenzaron una lucha campal sobre los esquiroles, los policías dispararon sin previo aviso dejando seis muertos y decenas de heridos.

El 4 de mayo ocurrió una revuelta en el Parque Haymarket, donde más de 20 mil asistentes convocados a una protesta fueron reprimidos por 180 uniformados. Un artefacto explosivo estalló matando a un policía e hiriendo a varios más. La policía abrió fuego dejando 38 muertos y más de 200 lesionados.

Chicago se declaró en estado de sitio y en toque de queda, deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.

Pues bien, a groso modo estos fueron los hechos que marcaron el 1 de mayo como una fecha para recordar.

En Chihuahua, el lugar donde se concentran los trabajadores cada Día del Trabajo es justo en un extremo del Parque El Palomar, en el punto donde la avenida Antonio Deza y Ulloa se convierte a Melchor Ocampo.

Ahí se alza la Guirnalda, una obra monumental del escultor camarguense Sebastián, con la que en septiembre de 1998 (ve tú a saber por qué en el Mes Patrio), el Ayuntamiento de Chihuahua rindió homenaje al movimiento obrero en México.

Detrás de la enorme escultura dos muros negros forman un semicírculo donde destacan siete placas: una de ellas detalla los movimientos obreros de Pinos Altos (1883), Cananea (1906), Río Blanco (1907) y Babícora (1939). La segunda está dedicada “A los mártires del trabajo”, por parte del Comité 1º de mayo 1965.

Las cinco restantes contienen sendas frases de algunos de los mártires condenados por los disturbios de Haymarket: “Los burgueses no tienen sentimientos humanos”: Oscar W. Neebe, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados; “Yo no combato individualmente a los capitalistas, combato el sistema que da el privilegio”: Jorge Engel, tipógrafo alemán, ejecutado el 11 de noviembre de 1887; “Podéis ahorcarme, pero sois impotentes para ahogar la cuestión social, ¡viva la jornada de ocho horas!”: Alberto R. Parsons, periodista, juzgado y condenado a la horca; “Los trabajadores deben nutrir el espíritu como nutren su cuerpo”: Miguel Shwab, condenado a cadena perpetua; “En día no lejano triunfarán la libertad y la justicia”: Augusto Spies, periodista alemán, también enviado al patíbulo. Te invito a visitar este monumento al Día del Trabajo.

 

Dato curioso

Hace 13 años, el clima bipolar de nuestro estado grande nos sorprendió con una inusual nevada la mañana del 1 de mayo, ¿te acuerdas?

 

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

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