Lunes. Marco Benavides

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Lunes

 

 

Por Marco Benavides

 

 

Cada semana nueva es un comienzo, una suerte de resurrección personal. El lunes se asoma tímido, como un niño que vacila antes de dar su primer paso. La mañana se viste de colores tenues, el sol recupera su confianza tras el descanso. Y así comienza el ritual, una vez más. El mundo se despereza y, con él, nosotros.

Es en las primeras horas del lunes donde se concentra esa energía misteriosa, como si el mismo aire supiera que la vida se renueva en cada ciclo. Las calles, a medio despertar, conservan el eco de la agitación cotidiana. Los árboles, aún cubiertos de rocío, parecen más verdes, más vivos. Incluso el cielo, a veces nublado, lleva consigo la esperanza de un azul infinito, esperando ser descubierto.

Es el inicio de esa música, una partitura que empieza con notas lentas y profundas, pero que va ganando velocidad y brillo conforme avanzan las horas. Es el momento de organizarse, de poner las ideas en orden, trazar los planes para próximos días. Pero también es un momento para la introspección, para detenerse a pensar en lo que se ha logrado y en lo que aún queda por hacer. Cada semana es una pequeña vida en sí misma, un ciclo que nace, crece y finalmente muere con la llegada del fin de semana.

Sin embargo, en ese pequeño ciclo, hay espacio para la alegría. La alegría de tener nuevas oportunidades, de corregir errores, de intentar de nuevo. Hay un gozo silencioso en la repetición; aunque las circunstancias puedan parecer las mismas, nosotros hemos cambiado. No somos los mismos que éramos la semana pasada. Hemos aprendido algo nuevo, hemos sentido algo diferente, hemos crecido, aunque sea un poco. Y eso, en sí mismo, es motivo de celebración.

Es un renacimiento, en esa capacidad que tenemos de empezar de nuevo, una y otra vez. Cada semana es una página en blanco, una oportunidad para escribir una historia diferente. Puede que las primeras líneas ya estén trazadas, puede que haya tareas ineludibles o responsabilidades que nos acompañan, pero siempre hay espacio para la improvisación, para añadir algo inesperado.

Si el lunes pasado nos encontramos sumidos en la desesperanza o en la monotonía, este lunes puede ser diferente. Tal vez no sea un cambio radical, tal vez solo sea un pequeño ajuste, una nueva perspectiva. Pero ese es el poder de los inicios: nos invitan a ver el mundo con ojos frescos, a reencontrarnos con la alegría de lo cotidiano.

El lunes: un día de posibilidades. No hay nada aún escrito en la piedra del tiempo, todo está por hacerse. Y es ahí donde reside su alegría, una alegría tranquila pero firme, que se cuela por las rendijas de nuestra percepción. Es una alegría que surge de la simple idea de que estamos aquí, vivos, con la oportunidad de hacer algo nuevo, de aprender, de equivocarnos, de amar, de crecer.

El verdadero secreto para disfrutar de una nueva semana está en los detalles, esos pequeños momentos que, a primera vista, parecen insignificantes. Está en el sabor del café que despierta los sentidos, en la brisa fresca que acaricia el rostro al salir de casa, en el saludo amable de un vecino o un colega. Son estos pequeños instantes los que dan forma a la alegría del lunes, los que nos recuerdan que la vida está hecha de momentos breves pero intensos.

Hay una belleza discreta en la rutina de un lunes. El tren que llega puntualmente a la estación, el sonido de las hojas bajo los pies en el parque, las luces que comienzan a encenderse en las oficinas de la ciudad. Todo parece seguir un patrón preciso, como un reloj bien engrasado. Pero dentro de ese engranaje hay espacio para lo inesperado, para los encuentros fortuitos, para las sonrisas robadas al paso. Son esos momentos los que convierten el lunes en algo más que el comienzo de una semana de trabajo; lo convierten en una experiencia única, irrepetible.

La alegría del lunes también se encuentra en el esfuerzo, en el hecho de ponerse en marcha. Hay una satisfacción particular en empezar algo, en lanzarse a la tarea con la energía renovada después del descanso. Aunque el trabajo pueda parecer arduo, hay una satisfacción íntima en cada paso dado, en cada tarea completada. Es el gozo de sentirse útil, de saber que uno está avanzando, aunque sea a pequeños pasos.

El lunes es el umbral de ese viaje, la puerta que se abre hacia lo desconocido. Y, aunque a veces temamos lo que nos espera del otro lado, también sentimos la emoción de la aventura, el cosquilleo de saber que algo nuevo nos aguarda. Puede que no sea un cambio monumental, puede que no sea una revelación trascendental, pero incluso los pequeños descubrimientos pueden transformar nuestra vida de maneras insospechadas.

El amanecer de una nueva semana es un recordatorio de que, a pesar de todo, la vida continúa. Y en esa continuidad, en ese ciclo incesante de comienzos y finales, se encuentra la verdadera alegría. Porque cada lunes nos da la oportunidad de ser mejores, de acercarnos un poco más a nuestros sueños, de encontrar la belleza en lo cotidiano y de redescubrir la alegría de simplemente estar vivos.

 

19 septiembre 2024

 

https://tecnomednews.com/

drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

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