El narrador ladino. Leoncio Acuña Herrera

Columna de Acuña

El narrador ladino

 

 

Por Leoncio Acuña Herrera

 

 

Estuve presente en la presentación del libro La calle ladina, de Jesús Chávez Marín, el viernes 31 de mayo a las 6pm en la librería Sandor Marai. Aquí señalo lo que dije en esa ocasión, también lo que pensé y que no pude expresar por falta de tiempo.

Lo primero que me llama la atención es que, en las preguntas al escritor, este dijo que siempre había querido ser periodista, a quienes admira por “su audacia”.

Esto me hizo comentar que en realidad muchos periodistas quisiéramos ser grandes escritores como Mario Vargas Llosa y el Gabo, que llegaron por ese camino. El ejemplo más notorio en México es del de Elena Poniatowska, aunque hay otros que hicieron buenos libros a partir de sus reportajes o entrevistas, como Julio Scherer García o Vicente Leñero.

En España admiro la obra del periodista Javier Cercas, autor de Soldados de Salamina, y más reciente Terra Alta, que pude leer en versión digital.

Por supuesto hay reporteros actuales como Marcela Turati, Maribel Hernández, Alejandro Páez Varela o Jorge Paterson Farah, en cuyos casos hay más bien una combinación de periodismo y literatura.

Entonces: sí hay periodistas que han logrado ser escritores. Y a la inversa.
Pero creo que Jesús Chávez Marín es de hecho un periodista cultural en varios sentidos, y me explico.

Con el predominio del Internet y de las redes sociodigitales ha surgido la figura del “reportero ciudadano”, aquella persona que, sin ejercer esa profesión en forma profesional, registra asuntos de interés público en su teléfono móvil y los pone a  circular, siendo incluso insumo para las noticias.
Lejos estoy de aseverar que este tipo de periodismo va a desplazar a los profesionales del gremio, solo pongo sobre la palestra un asunto muy evidente e innegable: del desplazamiento de la prensa tradicional por los portales digitales o las plataformas.

La comunicación horizontal tiene grandes ventajas para la libertad de expresión, pero hay también efectos nocivos, como la proliferación de las “fake news” o noticias falsas, y el fenómeno de la “posverdad”, que es simplemente que en tus páginas aparecerán siempre los temas que te gustan: si crees que la tierra es plana o que el Covid fue un invento.

Es un hecho que a través de los algoritmos las grandes corporaciones se dan cuenta de nuestras preferencias de consumo y nos llenan de publicidad.
Ese nuevo ecosistema digital, con todas sus ventajas y desventajas, es también un campo propicio para el nuevo periodismo. Y también para los escritores. Pienso en todo lo que podría haber hecho Monsiváis en esta época.

Y ahí regreso a Chávez Marín, porque, como lo dije ahí, su incursión en el Facebook lo convierte en un periodista cultural por excelencia: sube fotos viejas del Chihuahua antiguo ‒cines, cantinas, calles‒, de escritores locales de su generación, de actores o marcas de los ochentas, etcétera.

Y es así como la narrativa de La calle ladina tiene mucho de ese sabor local chihuahuense, solamente que enfocado a historias personales, generalmente protagonistas de clase media para abajo, ‒fregadones, pues‒, entre trágicas y cómicas, anécdotas que los vuelven entrañables, con un sentido agudo del humor y de la ironía. Pero la crítica del libro ya es materia de otro tema.

Por eso creo que Chávez Marín es el “narrador ladino” que conjuga periodismo, literatura, poesía, crónica urbana, historia… y manejo de redes. Cuando sea grande quiero ser como él.

 

5 julio 2024

 

 

 

 

Leoncio Acuña Herrera, periodista y escritor, es licenciado en ciencias de la comunicación. Ha sido reportero en Novedades de Chihuahua, subdirector editorial de Norte de Chihuahua y jefe de información de El Heraldo de Chihuahua. Actualmente cursa la maestría en periodismo en la UACH.

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