Foto Pedro Chacón
Uno camina los caminos, vive los días llenándose de estímulos varios que se convierten en recuerdos
Por Sergio Torres
Uno camina los caminos, vive los días llenándose de estímulos varios que se convierten en recuerdos. El presente es tan volátil que casi todo lo vivimos en pretérito. La actualidad de la vida se narra en pasado, a veces perfecto, a veces no tanto. Las columnas corticales hacen las veces de pequeños departamentos cerebrales en los que se almacenan informaciones específicas, conocimientos, habilidades, sensaciones. Uno sigue caminando, omiso de todo y queriendo experimentar todo: el sabor, el olor, la forma, la textura, la temperatura, todo, todo, todo, como dice Miguel Ángel Asturias. Hay cambios en los pasos sobre el camino y uno cree que dobló en algún lado, que tomó otro camino, al contrario, las sendas están ahí, como contexto y como guía para todos, pero el camino es uno, es decir, el que camina es el camino. Tú tienes uno solo con hitos similares a los de los demás, nacer, crecer en tales circunstancias, tener tales experiencias. Así es como coincidimos y nos entendemos. Lo que no hemos vivido ni imaginado no nos empatiza, ni nos emociona. El camino colectivo se arrastra pasmosamente, es una lucha permanente entre el que se conforma y sigue las sendas trazadas y el que despierta del engaño de la convivencia social y se aleja a vivir de una forma alternativa. El camino es uno.