Las chicas Gilmore tv. Cuquis Sandoval Olivas

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Cuquis Lit

Las chicas Gilmore tv

 

 

Por Cuquis Sandoval Olivas

 

 

Las chicas Gilmore es una serie de televisión creada por Amy Sherman Paladino, clasificada dentro de los géneros de comedia y drama (2000-2016). Inició en Estados Unidos hace más de dos décadas, cautivando al público. Su trama se desarrolla en un pueblo ficticio cerca de la gran metrópoli en Connecticut; alberga los ideales, valores, costumbres y convivencia de las comunidades rurales, donde los habitantes conocen la vida de sus vecinos, se ayudan y apoyan mutuamente y toman decisiones en consenso para el bien común.

Los eventos culturales y las múltiples celebraciones son parte inherente de la trama, los espacios comunes, sueños compartidos, pérdidas e infortunios, el respaldo solidario que aportan los protagonistas con su temperamento y carácter distintivo con que se caracteriza a cada uno de los personajes, así como sus habilidades y destrezas.

Como en la vida misma, se vislumbran las clases sociales: quienes gozan de un alto poder adquisitivo, trabajo remunerativo holgado y vida en sociedad relajada, no por ello exenta de las vicisitudes y problemas cotidianos que aquejan al ser humano. Por otra parte, los que van sobreviviendo con el trabajo diario, la necesidad de acudir a préstamos bancarios tratando de adquirir algún bien material y los esfuerzos constantes de salir adelante.

Los pequeños empresarios desempeñan un papel significativo, donde cada uno aporta a la comunidad y a la vez hace de esto su modus vivendi, como el tendero, quien atiende la cafetería, la pastelería, la posada u hostal, las ventas en la plaza, la pizzería, librería, la escuela de baile y teatro, además de los establecimientos necesarios que brindan comodidad y bienestar en común.

Las relaciones familiares, las coyunturas y fricciones que se dan en padres e hijos; emociones, sentimientos y relaciones tormentosas que se van tejiendo cuando alguien quiere imponer la voluntad sobre los otros. Se abordan temas de familia, de relaciones generacionales, amistades, escuela, comunidad, música, interculturalidad y muchos otros más.

Las protagonistas brindan un escenario de aprendizaje permanente, el amor filial entre madre e hija es una constante a lo largo de la trama. Se vive con intensidad el crecimiento y maduración de Rory, tanto en lo personal, familiar, social como en el ámbito escolar. Ella es una chica dedicada al estudio, con metas y objetivos claros con respecto a su futuro, trabajando diariamente para alcanzarlas, sin permitir que le dañen u obstruyan su camino las personas difíciles que intentan lastimar su autoestima y seguridad, demostrando con acciones contundentes que la mejor forma de sobrellevarlas es ganándose su afecto y confianza.

La lectura se promueve a lo largo de la serie, desde su escuela secundaria Rory lee diversos textos y géneros literarios, vínculo que la acerca con Jess; se hace referencia a más de trescientos textos, el libro es su eterno acompañante al igual que una humeante y sabrosa taza de café. Se extrae de este contexto literario el desarrollo de las habilidades comunicativas tanto en la comunicación oral como escrita.

Los valores universales están presentes:  amistad, lealtad, compromiso, empatía, solidaridad, entre otros.  Esta serie presenta semejanza con la realidad, aportando veracidad, empatía y credibilidad a la historia; visualizando yerros y desaciertos, dudas e incertidumbres, el distanciamiento familiar y la percepción de las relaciones interpersonales con fracturas difíciles de subsanar.

Hay contextos determinantes, como el arraigo con el entorno familiar y comunitario, los vínculos afectivos de por vida que se tejen en la escuela, estrategias didácticas utilizadas por los docentes, las diferencias entre la educación pública y la particular, la coordinación y dirección de los encargados de estas, el costo económico que implica acceder y sostener una carrera en  un colegio privado, la vida universitaria, pero sobre todo, el compromiso del estudiante para adquirir los conocimientos necesarios y salir con un título que será su carta de presentación en el mundo.

A lo largo de siete temporadas permitieron reír con sus diálogos picarescos, sufrir por sus desventuras, llorar por sus pérdidas y emocionarnos por sus logros. Todos y cada uno de los personajes fueron acogidos con entusiasmo y expectación al conocer su trama y desenlace, haciéndolos parte de nuestra vida cotidiana

El final ha dejado abiertas las puestas para una continuidad. Esperamos con ansia que nuevos escritores se sumen al proyecto y logren tener el impacto y trascendencia que esta serie dejó en la mayoría de los televidentes.

 

 

 

 

María del Refugio Sandoval Olivas es doctora en educación. Ha publicado los libros Anhelos, sueños y esperanzas, Una rosa sin espinas y Dulce. Su obra aparece en varias antologías. Es columnista de El Sol de Parral y escribe un blog de literatura.

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