La sequía. Javier Flores

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La sequía

 

 

Por Javier Flores

 

 

El manco pasa del traspatio haciendo girar el tambo como rehilete sobre el suelo. Lo alza con la cadera y vuela, cae boca abajo y rebota en el silencio de la mañana. La mano tamborilea la contratapa y el cilindro arroja óxido. Ya sacudido, es colocado boca arriba bajo la canal del cuartucho. Cadera hábil, mano sin par.

Como en olas de fuego brilla lejos la ciudad.

En pie allí, adormilada, entreabre la puerta una niña y sigue con la mirada al hombre… no advierte el calor hasta que sale del cuarto, el sol enciende su cabello enmarañado. Se rasca a dos manos la cabeza. Frente a ella, el hombre ha vuelto y le hace sombra. Ella suspira. Con los dedos, el hombre hurga las marañas de su hija hasta atrapar un piojo que truena aplastado contra las uñas. Limpia la sangre en el pantalón mientras avanza hacia la enramada, seguido de la niña que va arrastrando los pies descalzos, haciendo surcos en la tierra salitrosa.

―¿Por qué lo pones allí?

―Quiere de nuevo llover…

El sol matinal afila sus destellos sobre una nubecilla trasparente.

―¿Ya no iremos a la acequia?

―Está seca, igual que el pozo.

La niña detiene sus pasos, alzando la mirada. El padre se ha ido en la bicicleta a trabajar a la gasolinera.

Al volver por la tarde el tambo humea, seco.

 

 

 

Francisco Javier Flores, narrador y director escénico, es técnico agropecuario, diplomado en periodismo, promoción y desarrollo cultural. Ha coordinado talleres de lectura y teatro. Publicó el cuaderno Un viaje al páramo –ensayo de historia regional– y, durante diez años, Desierto Guía revista mensual. Su obra escénica comprende montajes de teatro, musicales, tres largometrajes, tres cortometrajes, un documental y más de 70 sketch para televisión.

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