Canción de una viva ausencia
Por Ricardo Yáñez
La voz no tiene palabras,
tiene voz, ¿lo comprendieron?
Si no, qué preciosas cabras
que para el monte se fueron.
La voz solo voz, no voces
tiene, y a veces se escucha
y a veces no. Cuando toses
tu voz es tu voz, perrucha
pero tu voz. ¿Qué hay qué hacer?
Nada que hacer. Atender
lo que te dice, aunque diga
que qué triste tu barriga.
¿Todo es broma? Todo es serio.
Todo es canción y chiste es.
Antes de ir al cementerio
digamos que cómo pues.
La voz es voz. Su sentido
es ser voz. No más. Qué quieren.
O les apachurro el nido
o canten. ¿O qué prefieren?
Mi canción no dice nada,
dice su voz nada más.
Dice mi lengua es espada
por la que tocado estás.
Ya me voy, ya me despido,
me tengo que despedir.
Que me recuerdes te pido,
ya me tengo que morir.
Ricardo Yáñez nació en Guadalajara en 1948. Poeta, ensayista y narrador, estudió letras en la Universidad de Guadalajara y en la UNAM. Ha sido editor de El Ciervo Herido; profesor en la U. de G.; periodista fundador de El Sur, Unomásuno y La Jornada; articulista y miembro de la mesa de redacción de la revista Mira, colaborador de Biblioteca de México, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, Revista Universidad de México, Sábado, Siempre!, entre otros. Ha escrito y publicado los libros Ni lo que digo, Dejar de ser, Antes del habla, Si la llama, De rendimiento, Estrella oída, Vado, Piso de tierra, Papeles volando, Como al principio, Versos dicen y Desandar.