“El Niño” Espino Leyenda del beisbol. Aracely Sánchez Ruiz

Spread the love

Collage Aracely Sánchez Ruiz

 

Yo opino/ la columna de Aracely

“El Niño” Espino

Leyenda del beisbol

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Buscando un tema para mi columna semanal recurrí a las efemérides y me topé con una leyenda chihuahuense, icono del beisbol mexicano: Héctor Espino González, mejor conocido como “El Niño” Espino, orgullo de la colonia Dale, donde nació justamente un martes como hoy, 6 de junio, pero de 1939.

Entonces recordé aquella serie que hice en 2009, Chihuahua Monumental, donde incluí la esfinge que se erigió en honor de quien es considerado el mejor bateador mexicano de todos los tiempos, campeón jonronero y poseedor de marcas difíciles de igualar.

La pieza de Carlos Espino está colocada sobre una base de cemento en el estacionamiento del estadio Manuel M. Almanza, a la entrada de la Ciudad Deportiva y fue develada el 10 de marzo de 1998.

Así la describí: “Héctor Espino toma su turno al bate, portando la casaca número 21 del equipo Dorados de Chihuahua. Tomando firmemente el madero, bien puesto el casco y la cachucha doblada en el bolsillo trasero, ‘El Niño’ se dispone a golpear la pelota”.

A Héctor Espino le apasionaba el deporte del diamante desde muy chico y no era raro verlo jugando con sus amigos en un terreno del barrio donde marcaban las bases con cartones y piedras.

En ese pequeño “estadio” se entrenaba el equipo, poniendo el corazón en una sola meta, derrotar a la pandilla vecina. Fue entonces que empezaron a llamarle “Niño”, por esa expresión infantil que nunca perdió.

En su debut profesional, en el Parque Alberto Romo Chávez de Aguascalientes, jugando con los Dorados de Chihuahua en una serie contra los anfitriones Rieleros, pegó en el primer encuentro uno de los cuadrangulares más largos que se han visto en ese famoso sitio.

Tuvo un destacado registro en las estadísticas oficiales como el mejor bateador en cuadrangulares, por lo que también se le conocía como “El Niño Asesino”, “El Rebelde, o “El Superman de Chihuahua”.

Espino enviaba la bola a más de 120 metros y daba muchos otros sencillos, dobles o triples que centelleaban por los jardines.

En el Parque del Seguro Social de la Ciudad de México obtuvo la marca de más cuadrangulares en un juego (tres). En un doble juego en Monterrey dio dos cuadrangulares en cada partido contra Poza Rica, logrando una puntuación de cuatro en un día. Y en mayo de 1964 logró otro de sus récords invencibles, con seis toletazos en cuatro partidos consecutivos.

Al año siguiente fue invitado a jugar en la Liga Nacional de Estados Unidos, con los Cardenales de San Luis, pero como era introvertido, con escaso nivel de inglés y sintiendo la indiferencia de otros latinos, pero sobre todo por su amor a México, prefirió regresar al terruño, donde para sus paisanos seguía siendo el más grande.

Con los Naranjeros de Hermosillo hizo una trascendente carrera, convirtiéndose en un gran héroe de la Liga Mexicana del Pacífico, por lo que en 1976 el equipo cambió el nombre de su sede de “Coloso del Choyal” a Estadio Héctor Espino.

El domingo 7 de septiembre de 1997, el partido final del Campeonato Estatal de Beisbol categoría Mayores fue interrumpido por el sonido local anunciando el fallecimiento del hombre récord del beisbol profesional, Héctor “El Niño” Espino, quien ocupa un lugar importante en el Salón de la Fama de Chihuahua, así como en México y el Caribe.

 

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

Deja un comentario