Los sueños del faraón. Aracely Sánchez Ruiz

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Collage Aracely Sánchez Ruiz

 

Yo opino/ la columna de Aracely

Los sueños del faraón

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Un domingo 28 de mayo, hace 51 años, nació un actor, cantante, director, escenógrafo, productor y un “estuche de monerías”, pero sobre todo un muy querido amigo: Luis Ernesto García Manquero, a quien dedico mi columna de hoy.

 

Querido friend:

 

La primera vez que te vi fue en la puerta del templo de Santa Rita, buscando lápiz y papel en la mochila de tu mamá (Yolanda Manquero) para darme su número de teléfono, porque ella me había invitado a formar parte del coro, luego de haberme visto muchos domingos quedarme al final de la misa escuchando y cantando hasta el último himno.

Espigado el muchacho, delgado, sonriente, con esa expresión franca y abierta que siempre te caracterizó.

Unos meses después me llamaron a participar por primera vez en teatro musical en el Taller de Arte, que presentaría “Godspell” en un congreso juvenil católico, en el gimnasio Rodrigo M. Quevedo, en la Semana Santa de 1999. En los ensayos había una parte, no sé si de baile o de canto, que no me salía y tú me explicabas pacientemente. “A ver Aracely, ¿cuál es tu problema?”, me decías.

Eras dueño de una voz maravillosa, potente, ¿de barítono, tal vez? No sé de tesituras, pero disfrutaba oírte interpretar al poderoso “Faraón” de José el soñador, al cínico “Baloo” de El libro de la selva (cómo te contoneabas dentro de la botarga del oso), al conspirador “Caifás” de Jesucristo Superestrella y muchos otros personajes; o simplemente cantar “Farolito” de Agustín Lara en Allegro, o el Salmo 63 (Señor, tú eres mi Dios) en la misa dominical.

Y hablando de cantos, escuchar “El niño del tambor” me trae sentimientos encontrados, se me hace un nudo en la garganta y al mismo tiempo me río al recordar esas interminables discusiones cada año, el estira y afloja para decidir si incluíamos el villancico en la misa de Navidad. Tú decías que no, nosotros que sí, y como éramos mayoría te “echábamos montón” y acababas cediendo. Eso sí, en protesta solo tocabas la guitarra pero no cantabas. ¡Pobre de ti!… es que al parecer nos salía “del nabo”.

Cuando mi Mamá Pulpa se fue, en 2011, me mandaste un emotivo mensaje lamentando estar lejos, pero con un “enooorme” abrazo, créeme que fue reconfortante.

El teatro te despertaba una gran pasión, mucha alegría y un cúmulo de sensaciones más, principalmente respeto, me lo dijiste en la entrevista que te hice cuando montabas Forever Broadway en octubre de 2013 (ayer volví a escuchar la grabación y el corazón se me apachurró al oír tu voz).

Estabas nervioso por la cercanía del estreno, pero muy ilusionado de cumplir un sueño. Decías que no sabías qué te llenaba más: actuar, dirigir o producir. Más bien era todo en conjunto, sembrar una semilla y que de ahí se pudiera desarrollar más talento artístico.

Dos años después, en diciembre de 2015, no nos reponíamos de la partida de Javier Tovar, cuando dejaste tú también este mundo. Unos días antes habías escrito en su muro: “Hasta pronto, friend”, quién se iba a imaginar que ese mensaje sería premonitorio (¿solo yo lo noté? Nadie más lo comentó).

Para el que habría sido tu cumple número 44, hace siete años, tu familia y amigos te hicimos un homenaje en el Teatro de la Ciudad, donde más de cuarenta cantantes y bailarines (y yo) celebramos tu vida, dejando el alma y el corazón sobre el escenario.

Hoy te recuerdo con esa sonrisa contagiosa, con esa voz privilegiada y con ese amor por el teatro y por todo lo que fuera arte.

¡Feliz cumpleaños, friend!

 

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

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