Foto Nacho Guerrero
Tintanueva
BREVIARIO EN TORNO A SALMOS SUELTOS
DE EVODIO ESCALANTE
Por Federico Corral Vallejo
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Salmos sueltos es parte importante de nuestras novedades editoriales, ciertamente es un libro pequeño de tamaño, pero gigante en cuestión poética; en él, Evodio Escalante nos entrega 11 trenos, cantos o salmos que son evidencia de nuestro devenir cotidiano. Pareciera que, por el título y los epígrafes, la temática fuera meramente teológica, pero nos sorprende cuando in crescendo revela en sus versos la rudeza del alma, la deshumanización de la vida actual; ya sea por cuestiones sociales, políticas o religiosas. Desde mi lectura, el corazón de Salmos sueltos es la fe, sí, la fe en carne viva, porque es la fe quien salva; y en este caso, fe y poesía se vuelven sinónimos ante los hechos que permiten hacer nuestro el dolor humano y curiosamente, a través de reflexión y de la angustia, nos hermanan. Y así comienza Salmos sueltos, cito:
Aquí caí de rodillas sin saber por qué,
me dijeron que estaba
en terrenos del Señor.
No supe si entendí bien
lo que dijeron, pero temblé,
y caí de rodillas sin conocer la causa.
Y ante tales versos me pregunto: ¿Existe Dios?, y este cuestionamiento me lleva a un racimo de vocablos del poeta chileno Hernán Lavín Cerda que dicta:
–¿Quién es Dios? Si no me lo preguntan, lo sé. Si me lo preguntan, lo ignoro. ¿Ecos de Sócrates? ¿Ecos de San Agustín? ¿Ecos de otros ecos? Hoy formulo la misma pregunta, pero con otras palabras: –¿Qué es la Poesía? Si me lo preguntan, lo sé, tal vez lo sé, sospecho que aún lo sé. Si me lo preguntan, lo ignoro, la más antigua razón me dice que siempre, casi siempre lo ignoro.
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Para hablar de la reciente obra poética, Salmos sueltos, de Evodio, es necesario recurrir al origen del verbo que encontramos en el libro del Nuevo Testamento, en el evangelio del apóstol San Juan, capítulo1, versículo 16, que dicta: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”; del mismo modo es justo mencionar que la palabra Salmos, significa composición poética de alabanza al Creador. Los Salmos tienen la peculiaridad de ser cantados en celebraciones de religiones como la judía, la católica y la cristiana; tal vez por este motivo en especial, el poemario nos conduce al ritmo, al canto y a la cadencia poética, además de que nos hace evocar el reflejo místico que contienen los Salmos sueltos del poeta aludido. Es por este conducto que Evodio nos convida a ese diálogo directo en forma de oración o plegaria con un Dios vivo, con el que se puede enfrentar de tú a tú por medio de la poiesis que es, si no, el único lenguaje, si el más sublime, el más contemplativo, pues con él, los poetas entablan comunicación con el Todopoderoso. Y ¿por qué elegir la poesía?, por ser el milagro fonético en su más natural y pura expresión. Cito:
Señor, deja que te cuente mis penas:
Tengo enemigos por todas partes.
Antes podía asentarme
en donde quisiera;
en la Doctores
o en la colonia Roma
podía lavar carros
o fungir de franelero
para sacar el chivo.
Pero me la sentenciaron.
Le han puesto precio a mi cabeza
y amenazaron con partirme la madre
si me volvían a ver.
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Pudiera pensarse que Salmos sueltos es una reescritura de los Salmos bíblicos atribuidos a Salomón, creados para elogiar al Rey David. César Guerrero acota en su reciente ensayo El silencio de Dios, que: “En el diálogo hacia Dios que representan muchos de los salmos bíblicos, hay la expresión reiterada de admiración y confianza en el Creador por parte de los seres humanos. Hay también momentos de dolor y de lamento, plegarias de ayuda, reclamos incluso, casi en el tono de Job, ante el infortunio y la injusticia. Sin embargo, nunca está en duda el eventual respaldo de Dios hacia los hombres, la idea de algún designio difícil de anticipar o comprender, pero noble y sabio, que más tarde o más temprano, se expresará de algún modo u otro, mediante un acontecimiento, un razonamiento, una señal”. Tal hipótesis es respaldada por los versos de Escalante, cito:
Tú levantas la cárcel, Señor mío.
Aquí mis días acabo y sin sentido.
Soy cuervo y soy corneja.
Mis alas vuelan poco.
Si ostento mis heridas cual blasones
es que ellas son mis máximas razones.
Señor, yo acepto lo que venga;
tú dispones.
El campo versil que Evodio ha creado con estos trenos demuestra su capacidad creativa dentro de los campos poesibles y trashumantes por donde transita el poeta y donde reposa el poema.
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Pudiera pensarse que el discurso de Salmos sueltos parte de la intertextualidad por su formado de diálogo, pero en realidad, desde mi visión, son soliloquios cuya intimidad parte de lo individual para llegar al nosotros, ciñéndose a la sinécdoque que se despliega del todo a la parte o viceversa. En torno a ello, Raquel Gutiérrez Estupiñán explica que la actual teoría de M. Bajtín bajo el término de dialogismo que: “El concepto de intertextualidad resulta sumamente rico en implicaciones para el análisis de la narrativa, y especialmente para la novela”, no así para la poesía; y menos para estos Salmos sueltos que si bien se amparan bajo el corpus de los acápites originales, son una creación que parten de la reflexión escalanteniana, a las cuales no se les puede adjudicar que se derivan de modificaciones salomónicas, pues los fondos de cada uno de ellos son una muestra fehaciente de los padecimientos de esta época, pues retratan fielmente nuestras rutinas de todo cuanto acontece alrededor, por ello hay que descartar la idea de intertextualidad, pues Evodio está muy alejado de las posibles influencias o reformulaciones a la orientación de una obra literaria hacia el discurso ajeno. Y así es como terminan estos Salmos sueltos del maestro Evodio Escalante, cito:
Clamamos y seguiremos clamando
entre las nubes,
entre lo gris más húmedo del cielo
hasta que irrumpa el último latido.
Hasta que (como insinúa Fray Luis
cuando traduce el Salmo 130)
Sea el Altísimo ser
quien acalle los labios
de nuestro último gemido.
Pero, entonces,
será un silencio ordenado por Él
querido por Él
a su imagen y semejanza.
Federico Corral Vallejo. Nació en Parral, Chihuahua. Escribe poesía, ensayo, novela, crítica y canciones. Tiene publicados más de 40 libros, entre las más destacados: En poesía: Vomitar mi muerte. En ensayo: Carlos Montemayor: Finisterra será mi voz para siempre. En cuento: Mujer de humo. En canciones: A capella 440 y en novela: El otro Federico, más allá de la ficción. Posee: Premio Nacional Carlos Pellicer para obra publicada 2002. Premio Programa de Publicaciones 2004 del Instituto Chihuahuense de la Cultura con el libro de ensayo Principios de sensibilidad; Premio AFEMIL-Brasil-hispanoamericano de literatura 2006, por su novela Cartografía de una casa, Minas Gerais de Belo Horizonte, Brasil. Premio Nacional de Poesía XXXIX Juegos Florales de San Juan del Río, Querétaro, 2009 por su obra: Los verdaderos ángeles no tienen alas. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997 a la fecha. Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, francés y portugués. Publicado en EUA, Canadá, Brasil, Argentina, Perú, Cuba, España, Puerto Rico, Bolivia y México.