Una obra negra, ¡como tu conciencia! Rubén Rey

Spread the love

Una obra negra, ¡como tu conciencia!

 

 

Por Rubén Rey

 

 

El delicioso, perdón, deliciense, Alfredo Espinosa es un escritor empedernido (ah, cómo nos ha causado hilaridad esa palabra desde siempre. ¿A ustedes no?): tan solo en 19 años de trayectoria ya se aventó más de una veintena de libros, de los cuales figuran poemas, aforismos, ensayos y claro, novelas.

Dentro de esta última categoría, nos dimos el gusto de darle una leída a una de sus obras nominadas a premios internacionales: Obra negra. Las vivencias de Fabián Isunza, el protagonista, se desarrollan a través de una narrativa sencilla y amena. Capítulo tras capítulo, el lector acompañará al personaje principal en un viaje de autodescubrimiento, reflexión y autodestrucción, con máximas como “¿Existe algo tan emblemático como el alma, cuya hondura temible y fascinante nos atraiga irresistiblemente? Sí: el culo”. ¡Maestro!

Ya que por ahí andamos (¡aguas y tápese bien!), con todo el placer del mundo, y también con todo el placer del mundo podemos declarar que las escenas eróticas no se hacen esperar, y desde los primeros capítulos nos tendrán con el ojo pelado y la imaginación desenfrenada. Las descripciones que permean (y salpican) a estos relatos están muy cuidadas, cortadas a la medida para vestir de gala (todavía nos hace suspirar ese “eyaculó todo un semen de constelaciones”).

Fabián en el Parque Lerdo. Fabián en el gimnasio. Fabián en la calle Libertad. Fabián en la oficina gubernamental para la que prestaba sus servicios y por supuesto, Fabián en una plétora de locaciones donde intimase con el amante en curso; ¡el muchacho no perdía su tiempo! “El Licenciado”, como le decían algunos y “El Chilango”, como le nombraban otros, es un burócrata con un pasado trágico, perdido dentro de su privado y de sus pensamientos, mismos que son en buena parte ensayos enteros que abordan las cosmogónicas propiedades del culo ‒fenómeno que luego de los primeros capítulos se desgasta rápidamente‒.

Pero entonces, ¿qué tiene de bueno y de malo esta novela medianamente filosófica y (casi) enteramente erótica?

LO BUENO:

  • Espinosa comunica con carisma y claridad lo que quiere decir. Quizás alguna palabra rebuscada aquí y allá, pero nada que una googleada en una ida al baño no pueda arreglar.
  • Es casi irresponsable el destacar a las escenas subidas de tono como una virtud, mas, bajo las letras de Obra negra, el lector se sentirá cómodo y seducido.
  • “Prefiero los afrodisiacos naturales. La política me indigesta” y “Dios es el nombre de una disputa; el territorio en que los hombres se combaten entre sí”, son solo algunas de las máximas que conforman al frenético resbaladero por el que Espinosa nos obliga a deslizarnos.

LO MALO:

  • Es posible que más de uno encuentre contradictorio y hasta chocante la alternancia entre profundas reflexiones ontológicas, políticas y religiosas, con las nada escasas secuencias eróticas. Ya que en esas andamos, también es digno de mención que…
  • Obra negra puede resultar ofensiva e hipersexualizada para los más gazmoños del grupito. Ciertamente no es una novela dulce o tierna. Eso sí: demostrará ser todo un deleite para los viejos lesbianos.

Coincidimos, pues, con el atento aviso plasmado en uno de los capítulos de esta creación literaria: “Antes de todo, una advertencia: este libro es un peligro. Sus hojas pueden sentirse como si fuesen navajas de afeitar. Se recomienda precaución en su manejo”. Si bien esto último ya rayó en la alabanza propia ‒y mamonería‒, sí nos queda claro que Obra negra es brutalidad introspectiva y sexual. ¿Serán las andanzas de nuestro moderno Marqués de Sade tan exquisitas como las plasmadas por la pluma de su precursor francés? Eso te toca descubrirlo a ti, querido y sensual lector.

Espinosa, Alfredo: Obra negra. Editorial Instituto Chihuahuense de la Cultura, México, 2010, segunda edición. (Primera edición 1997).

 

 

 

 

Rubén Rey es licenciado en ciencias de la comunicación, egresado de la Universidad Regional del Norte y tiene una maestría en comercio por el Tecnológico de Chihuahua. Es doctor en humanidades por la UACH. Escritor comercial y científico.

Deja un comentario