Ojo de bruja no se equivoca. Rubén Rey

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Ojo de bruja no se equivoca

 

 

Por Rubén Rey

 

 

¡Ojo! Lo que vas a encontrar a continuación te dará en qué pensar; sobre todo hoy, antes de irte a dormir (habría dicho nuestro querido Dross). Este compendio de ocho relatos cortos ‒siete cuentos y una novela breve, para los más técnicos‒ es ni más ni menos que la ópera prima del autor y músico chihuahuense Elí Isaí Loya Balcazar (a partir de aquí, nombrado simplemente como Elí, por respeto y gracia a nuestro pobre teclado).

¿Estaremos frente a un trabajo que pretender meter con calzador la complejidad en su narrativa, o fluye suavemente como mantequilla sobre una tortilla calientita? Luego de habernos aventado una lectura completa, con gusto podemos responder que el trabajo de Elí se inclina más a la mantequilla en la tortilla.

Como primer acto, la obra regala un nostálgico relato de la infancia (como casi todos los demás que componen Ojo de bruja), haya sido la del autor o de nosotros, sus metiches lectores: sábado a las siete de la mañana, con los Caballeros del Zodiaco siendo transmitidos en la TV con todo el esplender de su cosmos. Entonces, una travesía al Cerro Grande en familia y amigos de la colonia en búsqueda de un tesoro, el cual, albricias, fue encontrado; todo bajo una exquisita narrativa que permeará letra a letra cada una de las historias aquí mostradas.

Páginas más adelante, otro relato sirve en charola de plata una experiencia espiritista sazonada con viajes astrales, ¡para beneplácito del pequeño masón o filósofo posmo barato que llevamos dentro (bueno, ustedes)! ¿Erotismo y conquista, rematados con un doble homicidio? Presentes en el último capítulo antes de, ahora sí, adentrarnos en el profundo Ojo de bruja.

Y es que sucede que esta obra se divide en dos partes: relatos variados en la primera parte y los afines a Ojo de bruja en la segunda; fragmento del libro encabezado y engalanado por la novela breve con el mismo nombre. Pero, ¿qué es Ojo de bruja? Respuesta corta: el nombre de un cuento y de una Biblioteca (así, con mayúscula. Luego que lean la obra, se darán cuenta por qué). Respuesta de verdad: es una jauría de calamidades acarreada por la maldición de un terrible objeto, el cual tiene la propiedad de mostrarle las imágenes más dantescas al temerario que ose fijar su vista en su esférica figura ‒en efecto: se trata de un ojo‒.

¿Qué tiene de bueno y de malo el primer hijo literario de Elí? Pues…

Lo bueno:

  • “Recordar es volver a vivir”, habría dicho… algún tagline de un banco, aseguradora o afore, suponemos. El caso es que el trabajo de Elí es no solo una carta de amor a otros tiempos, sino un libro completo a aquellas memorias que atesoramos en nuestros corazones.
  • Se lee bien y bonito. No es una lectura complicada ni se abusa de recursos literarios que nosotros, los simples mortales, solo alcanzamos a avizorar a la distancia.

Lo malo:

  • Ya se las you know: leer un compendio de relatos cortos es como llenarse comiendo las delicatessen que ofrecen en presentaciones de libros (¿todavía, o ya estará más jodida la patria?) o en las más socialités de las reuniones. Son exquisitos, incomparables, pero de una u otra forma te vas a quedar con ganas de más. ¡Nadie se llena ni se quiere llenar a punta de bocadillos!
  • La añoranza, la nostalgia y los recuerdos de juventud quizás no sean aptos para todos los lectores. Esto es justo, pues mientras algunos abrazan al presente, otros sacian su sed de existencia con el pasado. ¡Qué remedio!

Y aunque al final tu opinión es la que cuenta, lectorcito de nuestro corazón, rescatamos las sabias palabras provenientes del puño y letra del ilustre doctor Roberto Ransom: “De lo que más disfruto de este libro es el lenguaje. Una y otra vez, enraizado en la propia niñez y en su tierra, en el habla de esta ciudad y sus realidades sociales, Elí recrea el lenguaje o lo toma ya creado pero lo engarza, como joyero o miniaturista, para su mayor lucimiento”.

Así que, ¡mucho ojo con el Ojo de bruja, damas y caballeros!

 

Loya Balcazar, Elí Isaí: Ojo de bruja. Editorial Instituto de Cultura del Municipio de Chihuahua, México, 2018.

 

 

 

 

Rubén Rey es licenciado en ciencias de la comunicación, egresado de la Universidad Regional del Norte y tiene una maestría en comercio por el Tecnológico de Chihuahua. Es doctor en humanidades por la UACH. Escritor comercial y científico.

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