Cine Viv
Soylent Green, la galleta de la fortuna que no da muchas esperanzas
Por Viviana Mendoza Hernández
La semana pasada confirmé por qué la palabra virus se usa tanto en el cuerpo humano como en computación. Sufrí en ambos aspectos de mi vida cotidiana y estoy contenta de no haber desperdiciado el tiempo de otro lector con lo que creí haber redactado acerca de El Padrino, una saga acerca del crimen organizado dentro y fuera de la mafia. ¡Era la cosa más incoherente que he escrito en años!
El texto correcto queda postergado porque este fin de semana fue la presentación del número especial, Horror & Weird, de la revista Anapoyesis: Literatura, Arte y Cultura, producto de su convocatoria de distoías con el que tuvieron gran éxito entre los que mandamos textos. Esta revista la pueden encontrar en Facebook y en una búsqueda fácil de Google. Por distintas circunstancias no pude estar en el video en vivo y, con lo poco que pude mandar del video donde explico el origen de mi cuento, mi mente se quedó deseando hablar de una película de hace casi medio siglo y que, tal como El Padrino, marcó parte de mi infancia.
Cuando el destino nos alcance» (Soylent Green) es una película estadounidense de ciencia ficción del año 1973 dirigida por Richard Fleischer, producida por la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) y protagonizada por Charlton Heston (a quien recordaba más como el coronel Taylor en El planeta de los simios de 1968 y su secuela.
Cuando el destino nos alcance está basada en ¡Hagan sitio!, ¡Hagan sitio! (Make Room! Make Room!), una novela de ciencia ficción de 1966 escrita por Harry Harrison que explora las consecuencias sociales del crecimiento de la población y el daño que esto genera en los recursos naturales.
Basta ver el inicio.
https://www.youtube.com/watch?v=AlVczvB4FQk
Ese es el proceso para llegar a la realidad de su versión de la ciudad de Nueva York, en el lejano año 2022. La ciudad ha alcanzado una población de 40 millones de habitantes, la comida está racionada y los neoyorquinos se nutren de una materia conocida como Soylent Green, un producto derivado de soja y algas marinas presentado en forma de barrita. Un detective privado, llamado Robert Thorn, recibe el encargo de investigar el caso del asesinato de uno de los directivos de la compañía que fabrica estas tabletas. Pronto, con el viejo Solomon Sol Roth (encarnado por Edward G. Robinson), un superviviente de otra época descubrirá que este crimen se esconde detrás de un terrible secreto de Estado.
Impactado por su descubrimiento, Roth decide morir con ayuda del gobierno, para lo cual acude a El Hogar; éste es una institución pública donde la gente puede ir a que pongan fin a su vida en un entorno de calma y paz. De hecho, en El Hogar, Roth puede disfrutar, por 20 minutos antes de morir, de música clásica y escenas bellas de la naturaleza, en las cuales se podía ver el mundo como era antes del desastre ecológico.
Siendo honesta, habría hecho lo mismo que ese personaje al poder recordar lo que existió antes del ya declarado fracaso de los objetivos del desarrollo sustentable que promueve la Organización de las Naciones Unidas. Saber la verdad, y guiar a la persona por la que seguía vivo para que la atestiguara y tuviera evidencias mucho menos debatibles que un libro, lo llevaron a hacer lo que no es del todo un sacrificio en esas circunstancias.
En la actualidad no hay ninguna sorpresa acerca de qué recurso había en tanta abundancia que hasta sobraba en la ciudad para hacer las galletas con que se alimentaba a la cada vez más desesperada población. Así que no necesitarán el avance subtitulado o con doblaje para entender el avance de la cinta cuando se estrenó y en la que sale una de las escenas que me impactó cuando era niña.
https://www.youtube.com/watch?v=N_jGOKYHxaQ&t=67s
| Soylent Green (1973) Official Trailer – Charlton Heston, Edward G Robinson Movie HD
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En la historia que escribí, los personajes centrales están en campo abierto, y aún así la decisión de cómo sobrevivir llega al mismo punto con la misma condición de que tener acceso a algo tan simple como saborear una fruta es algo que solo puede tener una minoría privilegiada.
Dentro de esa minoría que aparece en la cinta, hay otro privilegio insoportable para el feminismo, pero que no deja de ser una forma de sobrevivir en una realidad sin esperanza. Mi yo adulta tiene muy poco que decirle a la niña que vio por primera vez esa película de si valía la pena el precio por esa clase de existencia.
Lo que tengo claro es que Cuando el destino nos alcance a toda la humanidad elegiré la opción de Roth, aunque es muy probable que no cuente con ese lujo y comodidades previas a mi muerte.
Hay un momento más con Roth, aparte de cómo se disfruta una ensalada, fruta y un pedazo de carne que me impactó, porque es lo que ahora se cree que es una propuesta nueva también: electricidad mediante el movimiento de una bicicleta, a la que se le adapta un alternador. Al comenzar a pedalear entra en contacto con una polea y el alternador girará y transformará la energía cinética producida por el movimiento de pedales en energía eléctrica. ¿Recuerdan que mencioné lo de Objetivos Sustentables?
Si no saben a qué me refiero, pueden asomarse a este enlace:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/sustainable-development-goals/
Me da pena no poder compartir el avance, subtitulado o con el doblaje latino, no lo encontré. La película me la consiguieron como regalo al comentar acerca que el cuento fue elegido para publicarse, a pesar de no entrar entre los de la edición de Distopías, así que no sé cómo fue descargada, pero tengo entendido que está disponible en Googleplay, en Primevideo y otras plataformas.
Título original: Soylent Green
Año: 1973
Duración: 97 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Richard Fleischer
Guion: Stanley R. Greenberg. Novela: Harry Harrison
Música: Fred Myrow
Fotografía: Richard H. Kline
Reparto: Charlton Heston, Leigh Taylor-Young, Edward G. Robinson, Chuck Connors, Joseph Cotten, Brock Peters, Paula Kelly, Stephen Young, Mike Henry, Whit Bissell
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, es autora de la novela Buscando una vida normal publicada en 2007 por la editorial de la misma universidad, así como algunos textos de sus tiempos como estudiante. Ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital El Devenir de Chihuahua en la sección de cultura y escribe en Estilo Mápula la columna Cine Viv.