Casa de Muñecas
Por Elvira Catalina Gutiérrez
Henrik Ibsen (1828-1906) es un dramaturgo que abrió camino al teatro moderno. Su influencia persiste en nuestros días y una de sus obras de teatro más reconocidas es Casa de muñecas. A pesar de que son más de cien años de su primera representación, sigue vigente y, sobre todo, su tema sigue siendo polémico en el tiempo que estamos viviendo. Los diálogos y personajes noruegos de aquel entonces los podemos identificar en nuestro contexto cultural.
El personaje principal, Nora, la esposa enamorada y abnegada, en estos días sigue provocando polémica y críticas al dejar a su marido e hijos para ir en busca de sí misma. El detalle psicológico es una de las características de Ibsen. Las emociones, sentimientos de personajes semejantes a los que podemos sentir hoy en día. La profundidad de la psicología humana y sus problemas sociales como problemas económicos, resultado de las clases sociales, se basan en la mentira y la hipocresía. Ibsen utiliza en esta obra los problemas económicos de una mujer de clase social media y la presión como motor del juego para construir un asombro en la audiencia.
Nora busca una razón existencial de quiénes somos y para qué vivimos. Pero el hecho de que sea una mujer la que represente este individualismo me hace pensar que quizás por eso países como Noruega son pioneros en cuanto a la filosofía feminista, por lo que en esos lugares los derechos de las mujeres llevan la delantera. Nora se cansa de ser muñeca, primero en la casa de su padre y con ganas de complacerlo se lanza a los brazos de su marido, a quien ha idealizado y por quien lo da todo, hasta cometer un crimen para salvarlo de su deuda económica.
Las mujeres en Noruega en ese momento de la historia tienen dificultades para obtener ingresos y se les prohíbe pedir prestado al banco, este problema de lucha muestra la característica económica en el realismo de Ibsen. Ella lo repara dispuesta a dar la vida y suicidarse para salvar el honor de su marido. Ella va a darlo todo y se justifica porque su acto ilegal fue por amor.
No es que ella no sea ética, porque podría haber obtenido el dinero de una manera más fácil pero menos moral a través de un amigo médico que siempre ha estado enamorado de ella, pero luego habría tenido que pagarle de alguna manera, quizás sexualmente, y eso no lo soportaría.
Decide no ir por ese camino.
Es tan apasionada y encuentra una manera tan creativa para conseguir el dinero y sacar del apuro económico a su esposo, para descubrir después que su marido, Torvald, se preocupa más por las apariencias y la abofetea como si fuera una niña malcriada a la que tiene que corregir.
Ese acto hace que Nora se decepcione de su marido.
Entonces Ibsen le da a Nora la posibilidad de ver otra realidad, de buscarse a sí misma aunque hacerlo vaya en contra de todo lo establecido por la sociedad. Nora le dice a su esposo que no le importan los que opinen todos, finalmente los libros están escritos por hombres y estarán de acuerdo con él.
Torval, al ver que su mujer lo deja, intenta persuadirla con la religión, pero nada. El daño está hecho y Nora cambia su amor por decepción.
Ella encontrará sentido en su vida al cambiar su papel de muñeca para ser una mujer con el mismo valor que la de cualquier hombre. Finalmente deja a su esposo y este acto impacta en una sociedad tradicional.
Si lo trasladamos a nuestro contexto cultural, que una mujer deje a su marido y busque su sentido existencial es algo todavía muy difícil de entender y muy fácil de juzgar como un acto reprochable.
Ibsen intenta descifrar la mente y juega con las emociones de los personajes, los hace moverse con este drama social para intentar encontrar respuestas a la realidad en la que está viviendo, con una simulación más real que la realidad misma.
La lectura de Casa de Muñecas muestras en profundidad quién encontró su alma.
Leí este libro hace años, y ahora que veo la película tengo curiosidad de cómo habrá presentado el dramaturgo noruego esta obra en su época, me gustaría tener una máquina del tiempo para ir al teatro en aquel país, tiempo y espacio
Imagino que debe haber sido una experiencia artística inolvidable.
Elvira Catalina Gutiérrez. Licenciada en letras españolas por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Tiene maestrías en educación y en periodismo. Es profesora de literatura en secundaria y trabaja en radio con un programa cultural. Es autora de un libro sobre el tema Juana de Ibarbourou y otro sobre educación literaria para niños, ambos inéditos. Durante varios años escribió periódicamente en la revista Exprés.