Bocado
Por Guadalupe Guerrero
Le quitó la pantaleta y le besó el sexo, flor húmeda por el rocío. ¡Oh, la herida aquella!
Enloquecida por la excitación cerró los ojos y dejó consumar un orgasmo. ¿Hasta qué punto debía de agradecerlo?
¡Qué intimidad al descubierto! ¿Cuánto tiempo pasó?
¿Cuánto duró todo aquello? Segundos. Minutos.
Pronto vino el cansancio hasta quedar sin fuerzas.
Él la vio dormida, exhausta en tan pequeño movimiento. Sus piernas como un puente colgante se cerraron. Hasta que los labios con sabor salado la besaron.
Aquello era el fin del mundo.
Febrero 1990