Fortuna

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Fortuna

 

 

Por José Carlos Pedroza

 

 

Para Fortunata, quien tuvo una buena vida.

 

 

Era la guerra,

atada a carrozas y cajas,

zarpazo que divide la memoria en cuatro gajos desiguales,

estabas hecha de noche y girasoles,

y de luz que se abría paso entre tu pelo,

frágil como como un Diente de León a mitad del llano,

también fuiste la paz de tu cuerpo depositado delicadamente sobre la tierra del invierno.

 

De madrugada Ibas al campo y te sorprendió certeramente el enemigo,

de qué otra forma podría ser.

Tu cuerpo, recogido como pequeña diosa, rodeada de rocas y de lirios.

La reina

madre de nosotros los desamparados,

los que sabemos cómo son los amaneceres y los celos

te llevó en el pecho y con sus manos y piel rasgaron la tierra cómo se rasga la sangre que aún no se

enfría,

puso piedra y luna sobre la tumba.

Sin decir nada llena del más espeso de los llantos se fue como tú llegaste,

junto a las lilas y las biznagas de agua.

 

 

 

José Carlos Pedroza, Córdoba Veracruz 1965, escritor y promotor cultural.

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