La vida es una dulcería y tiene a veces cara de crepa. Esta combinación de ingredientes que puede ser rellenada de algo dulce o algo salado, que puede transportarte de un estado letárgico a la alegría de compartir un momento mirando los ojos del amor, en los ojos de una persona que no pide nada, que solo irradia amor. Mi hijo tiene esos grandes ojos que lo envuelven a uno, es la magia de su madre y la furia de su padre, su dulzura y mi necedad, su decisión y mi pasión. Levantarse a hacer crepas porque el pequeño príncipe de repente tiene antojo no es mucho pedir. Es un joven que pide demasiado poco ¿por qué no? La vida es demasiado breve para no amar sin condiciones. La vida es demasiado breve para guardar rencores. La vida es demasiado breve para vivir de recuerdos. El amor nuestro de cada día hagámoslo hoy, todos los días, en cada acto, en cada latido.
Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.
