Rollos cortos
Los elefantes no tienen moral
Por Luis Raúl Herrera Piñón
De entre las muchas joyas (y sorpresas) que aguardan al entusiasta del cine (si es que verdaderamente lo es, y no solo un mero espectador pasivo de las marveladas hollywoodenses), se encuentra el maravilloso trabajo de uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos, que solo por su apelativo es segundo, puesto que su ingenio y fama está (o debería estar) a la par de sus contemporáneos hermanos Lumière, George Méliès y Charles Pathé. Escribo de Segundo Víctor Aurelio Chomón y Ruiz, conocido como Segundo de Chomón, artista nacido en Teruel, España, allá por el año 1871, quien inventó y perfeccionó técnicas cinematográficas que siguen más que vigentes hoy en día.
Y de entre las joyas de las obras del señor Chomón les quiero compartir algunas apreciaciones mías sobre El hotel eléctrico, filmada en 1905.
Ya entonces el cineasta se imaginaba un futuro en el que todo estuviese automatizado. Aquel hotel recibe a un matrimonio (que se maravilla, como nosotros aun todavía, en estos tiempos de la inteligencia artificial) con aquellas cosas que se hacen solas, sin intervención del ser humano. Ah, las maletas avanzan solas hacia el elevador, al llegar a la habitación asignada se desempacan solas, los cepillos, con vida propia, peinan los cabellos de la mujer (la mismísima esposa de Chomón), los zapatos son lustrados por cepillos que trabajan sin cansarse. ¡Ah, las maravillas del mundo moderno!
Todo en 1905, cuando el invento aquel del cine llevaba solo 10 añitos de vida. ¡Cuánto avance en tan pocos años! ¡Y que ingenio el del director español!
Una maravilla parece ser, pero no del todo. Lo que aparentaba magia pura no lo es. Detrás de los objetos que se mueven y trabajan solos está un señor que, moviendo unas palanquitas crea la magia. El matrimonio de El hotel eléctrico se encuentra de pronto en medio de un caos en el cual los objetos se mueven solos sin ton ni son; es que el encargado de manejarlos se ha emborrachado y no atina a hacer su trabajo bien. Después de todo, el futuro automatizado no se ve tan bien. ¿No será ese planteamiento de Chomón una reflexión acerca de que la tecnología no podrá evitar los errores humanos? A menos que las máquinas, como el T-800, desarrollada por la supercomputadora militar Skynet, acabe con los humanos, como dice el futuro según Terminator.
En fin, que esta es una obra que hay que ver, pues es cine puro en movimiento, del que hay que maravillarse incluso ahora en que el exceso de efectos especiales por computadora ha convertido al cine comercial en su mayoría en espectáculos de luces y humo, con muy poco contenido argumental.
¿Qué se dispone de nueve minutos y medio para gastarlos en un capricho? Pues aquí está el enlace al filme en Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=ana7lWNXFuk
¿Y eso de los elefantes? Pues nada, que solo quería llamar la atención del lector con un título tan llamativo como las películas del señor Chomón.