Mes de la Salud Mental de los Grupos Minoritarios
Por Fructuoso Irigoyen Rascón
El mes de julio es en los Estados Unidos el Mes de la Salud Mental de los Grupos Minoritarios. Durante el mismo se llevan a cabo campañas de concientización respecto a la importancia de este aspecto de la salud en las minorías raciales y étnicas en ese país. Alguien preguntará ¿pues qué no fue mayo el Mes de la Salud Mental? Y la respuesta es que sí, pero en julio los esfuerzos se enfocan en las comunidades minoritarias (afroamericanos, hispanos, nativos y otras minorías) pues es muy evidente que estas tienen más problemas para acceder a las instituciones y a los profesionales que atienden las enfermedades mentales. El problema de las dificultades de acceso por las minorías ocupa ya volúmenes en la literatura especializada.
Debemos recalcar que la salud mental forma parte de la definición general de salud propuesta por la Organización Mundial de la Salud (1948):
Salud es un estado de bienestar físico, mental y social y no únicamente la ausencia de enfermedad.
En años recientes un aspecto que se destaca, tanto en mayo como en julio, en estas campañas, es el combate al estigma que conllevan las enfermedades mentales. Aunque ya no es tanto como en el pasado, cuando el individuo con discapacidad intelectual ‒antes llamada retraso mental‒, o con esquizofrenia u otra enfermedad mental mayor se ocultaba de la sociedad en general y aun se negaba su existencia. Muchas veces la persona con una enfermedad de este tipo era prácticamente aprisionada en un cuarto al fondo de la casa para que nadie la viera. El estigma, llamado malamente vergüenza, a veces era llevado a extremos terribles. Aunque tal vez tales casos todavía se encuentren por allí ocultos como ilustra la película de Disney Encanto:
—We don’t talk about Bruno (No hablamos acerca de Bruno)[1]
Abundando en este tópico la Comisión Presidencial sobre Salud Mental[2] denuncia:
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El estigma lleva a otros a evitar vivir, socializar o trabajar, alquilar o emplear personas que padecen trastornos mentales ‒especialmente los más severos como la esquizofrenia.
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Induce una baja autoestima, aislamiento y desesperanza.
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Lleva a esas personas a evitar buscar y pagar por la atención médica necesaria.
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Como respuesta al estigma, las personas con problemas de salud mental internalizan las actitudes públicas respecto a ellas y se avergüenzan, de manera que ocultan sus síntomas y no buscan ser atendidos apropiadamente.
El hecho es que en mayor o menor medida el estigma respecto a sufrir uno mismo o un miembro de la familia una enfermedad mental es todavía muy común, y por lo tanto los esfuerzos ‒encabezados tanto por las organizaciones psiquiátricas y psicológicas, como por aquellas de trabajadores sociales y consejeros y el sistema educativo en general‒ enfocados a disminuir y si es posible eliminar el estigma siguen siendo muy necesarios.
Volviendo al Mes de la Salud Mental de los Grupos Minoritarios, debemos decir que en los inmigrantes recientes a los Estados Unidos las enfermedades mentales deberían presentarse con una incidencia similar a la que estas tienen en su lugar de origen, pero la realidad es que estos inmigrantes rara vez aparece en las clínicas de salud mental por diversas razones, entre ellas el miedo a ser deportados, el desconocimiento del sistema y del idioma, el tener que adaptarse a muchas otras cosas, falta de dinero y seguro de salud y, por supuesto, el estigma.
Las minorías ya establecidas parecen estar un poco mejor en cuanto se refiere a la utilización de servicios de salud mental, sin embargo, al compararlas con la mayoría anglosajona es evidente que continúa habiendo severas dificultades de acceso para ellas.
Un punto en el que se ha progresado es en el de educar a los provedores de servicios respecto a las diferencias culturales que impactan la forma en que se presentan las enfermedades mentales en los diversos grupos, incluyendo aquellas que son características de los mismos. Así la nueva clasificación diagnóstica incluye conceptos como el ataque de nervios, bilis y cólera, locura, mal de ojo, nervios, y susto que afectan al grupo hispano, y características de otros grupos étnicos. También se da importancia a las diferencias culturales manifestadas por pacientes con enfermedades mentales como la depresión o la esquizofrenia, pero que manifiestan síntomas de una forma peculiar al grupo cultural o étnico al que pertenecen. Se ha avanzado pues, pero todavía falta mucho por hacer.
¿Qué tan efectivo es el designar un mes como el Mes de la Salud Mental de las Minorías? Si lo vemos como un acto caritativo de parte de la mayoría, tal vez no mucho, pero si lo vemos como parte de un movimiento en que las minorías participan y buscan su mejoría personal y colectiva es prometedor a futuro.
Finalmente hemos de preguntarnos ¿qué se hace en México respecto a la salud mental de los pueblos originarios y otras minorías como los afromexicanos, o los inmigrantes centroamericanos? Indudablemente los servicios de salud pública atienden a algunos miembros de esas comunidades, pero tal vez se necesite un enfoque específico en ellas como comienza a hacerse en el vecino país del norte.
[1] El hecho de que Encanto es una historia situada en Colombia refleja la universalidad del concepto de estigma.
[2] The President’s New Freedom Commission on Mental Health , 2003