Hay lugares donde no solo sucede un encuentro espiritual, sino un encuentro de almas. Beatriz Aldana

 
la columna de Bety

Hay lugares donde no solo sucede un encuentro espiritual, sino un encuentro de almas

 

 

Por Beatriz Aldana

 

 

Hay lugares donde no solo sucede un encuentro espiritual, sino un encuentro de almas. Eso es lo que veo en ese sagrado lugar al que asisto puntualmente tarde a tarde, donde no solo mi alma y mi espíritu se reconfortan, sino que al finalizar vienen a mi encuentro personas con toda la actitud, o más bien, toda la intención de demostrarme su simpatía hacia mi persona, lo cual es gratísimo para mi corazón.

También curiosamente, y digo ese adverbio por lo sorpresivo que fue: el día de ayer iba yo pasando junto al confesionario del Templo al salir ya de la muy bonita Misa en recuerdo de dos personas: una damita y un caballero (muy jóvenes por cierto al haber adelantado su camino en esta vida), pues bien, me regreso a lo que decía anteriormente: que iba yo de salida, y el sacerdote oficiante, por cierto muy apreciado por mí, y de apellido López Aguirre, me detiene, o más bien, me detengo para saludarlo, y con gran sonrisa me dice:

―Viera, Bety, cómo me ha sido útil su relicario.

―¿Cuál relicario? ―le pregunté.

Él me contesta:

―El pastillero que me regaló. Pensé era eso, un relicario, por la imagen resaltada de la Virgen de Guadalupe. Pues viera, me ha sido de gran utilidad para mis pastillas que debo tomar.

Quedé muy sorprendida, porque ese hermoso pastillero se lo obsequié hace ya un buen de tiempo, tal vez  como unos 5 años, como un regalo de cumpleaños para  él. Y fue precisamente que se lo di en un confesionario de nuestra Catedral Metropolitana cuando él era Párroco de la misma.

Para mí, fue motivo de una inmensa alegría que me lo comentara, y sobre todo que recordara que me mencionara aquel obsequio, y que a pesar del tiempo transcurrido aún permanezca entre sus preciados objetos.

Pues, si, como lo dije en el primer párrafo, solo regalos reconfortantes y espirituales recibo tarde a tarde en ese precioso lugar llamado Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

 

 

 

 

Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora y hoy escritora de su columna en Estilo Mápula revista de literatura.

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