¡No! A las palabras no se las lleva el viento. Beatriz Aldana

la columna de Bety

¡No! A las palabras no se las lleva el viento

 

 

Por Beatriz Aldana

 

 

¡No! A las palabras no se las lleva el viento y lo digo por estas:

“…y por supuesto a ella, a Tatiana, mi amor, mi cocapitana, por aparecérseme de nuevo y llevarnos uno a la otra de la mano y con el corazón en la boca, a una nueva orilla”.

Es la dedicatoria de un libro que yo deseaba conseguir con ahínco, hasta que lo conseguí en la librería Gonvill. Y como siempre digo: Los tiempos de Dios son perfectos. Al abrir las primeras páginas del libro mis ojos se posaron de inmediato en la dedicatoria y ¡Zas! Fue como quitarme una venda de los ojos que yo misma me negaba a descorrer por la magia de los dos minutos que brinda el nacimiento de un amor.

Muy agradecida estoy de estos maravillosos tres meses de magia continua de los dos minutos, en los que nunca hubo preguntas, solo sentimientos que brotaban con sinceridad del corazón.

Y hoy, para dar el cerrojazo, y antes de salir con heridas, le pregunté a él por qué motivo amando tanto a su cocapitana en la vida, como él lo menciona, dejó que su corazón, ¿y sí sería  su corazón?, alimentara una ilusión tan lejana, tan imposible ya de por sí.

O acaso, como dice una canción ganadora hace largos años en un Festival, cantada por María Medina, cuyo título es Compás de espera que a la letra dice:

Y fui un compás de espera, nada más…

Sí, eso fui. Hoy a tres meses exactos de haber entrado en la magia recibí respuesta por parte suya:

“Esa es la belleza de la vida».

Pues espero que sea yo un bello recuerdo en su vida,  porque así se quedará usted en la mía, como un bello recuerdo. Y no dije su nombre: lo forman cinco letras.

 

 

 

 

Beatriz Aldana es contadora y siempre ha trabajado en la industria y en corporativos comerciales. Gran lectora y hoy escritora de su columna en Estilo Mápula revista de literatura.

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