…y vivieron muuuy felices. Aracely Sánchez Ruiz

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Collage de Aracely Sánchez Ruiz

Yo opino/ la columna de Aracely

…y vivieron muuuy felices

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Antes de disponerme a ver los estrenos telenoveleros de Televisa y TV Azteca te voy a hacer un resumen de los últimos capítulos de Nadie como tú, que ocupó el horario de las 16:30 horas, por Las Estrellas, desde el 14 de agosto de 2023 hasta el pasado domingo 28 de enero.

Con el ridículo subtítulo de Si hay mezcal… hay amor, la producción de Ignacio Sada Madero se basó en la portuguesa Espírito indomável, de Sandra Santos, de 2010.

La versión de Televisa Univision tuvo como protagonistas a Karla Esquivel como Ximena Santana y Brandon Peniche como Salvador Figueroa, ambos hijos de sendas familias que alguna vez fueron amigas, pero terminaron siendo rivales.

Y es que hace más de 20 años, Teresa (Alejandra Barros), esposa de Raimundo Madrigal (Eduardo Santamarina), tuvo un amorío con el socio de este, José María Figueroa (Diego Olivera).

La furia de Raimundo (¡y cómo no!) al enterarse de la traición es tal que Teresa prefiere huir con sus hijos Eduardo, Jonás y Bianca, pero el marido ofendido la persigue provocando un accidente en el que dan por muerta a la más pequeña.

La realidad es que la niña ha sido rescatada por una mujer que, temerosa de quienes la acusan de brujería, escapa con su hijo llevándose a Bianca (a la que hace pasar por su hija Ximena) y consigue trabajo en la hacienda de los Figueroa.

Las vueltas que da la vida hacen que, al crecer, Ximena y Salvador se enamoren, a pesar de que él tiene una relación con Romina (Irina Baeva), quien cuenta con todo el apoyo y complicidad de su querida suegra Begoña (Elizabeth Álvarez).

Para estos últimos episodios, las intrigas y engaños de Romina y Begoña comienzan a tener su castigo, y mientras la primera es condenada a prisión por estafar a las artesanas del pueblo de Macatlán, que por cierto está en Oaxaca, la otra es asesinada por Raimundo, luego de descubrir que este mandó a matar a su hijo Matías.

En medio de todo, Hugo, el hermano adoptivo de Ximena (que resulta ser hijo de Raimundo y ha heredado su maldad) amenaza la vida de la protagonista y de la hija que espera, por lo que esta decide esconderse en una cabaña apartada. Para su mala suerte el villano encuentra el escondite, pero al tratar de acercársele cae en una fosa que ella hizo y queda inconsciente.

Aquí es donde me pregunto ¿cómo una joven menudita y embarazada puede cavar sola, en un día (porque se le ve con la misma ropa), un hoyo de más de dos metros de profundidad por dos metros de largo, y como uno y medio de ancho (a ojo de buen cubero), a donde tiene que bajar con una escalera, para atarlo de pies y manos antes que despierte? No me lo creo ni tantito, pero en fin, así son las novelas.

El caso es que en un descuido Hugo escapa y simula su muerte quemando su camioneta, donde ha puesto al volante a un cristiano que acaba de arrollar. Pero como en cualquier melodrama que se respete, el bien siempre triunfa sobre el mal: al intentar matar a su rival en amores y luego huir, recibe un balazo en el cuello y cae del caballo sobre una roca, quedando parapléjico.

Mientras tanto, Raimundo ha llegado hasta la hacienda de José María con la intención de matarlo, cuando llega la policía y le dispara, por lo que muere horas más tarde, sin poder escuchar el perdón de Ximena, que al final lo llama “papá”.

Otra que no termina bien es Romina, quien al salir (no sé cómo o por qué) de prisión y buscar trabajo solo consigue ser reclutada por un tipo que vende sus favores sexuales.

Y para el final feliz, Teresa y José María deciden irse a Europa y dejar las haciendas mezcaleras en manos de Ximena y Salvador, quienes por fin se casan, después de bautizar a su hija, que ya tiene un año.

Y en la toma final, en una vista aérea del festín de bodas, aparece la cursi frase que les comenté al principio: “Si hay mezcal… hay amor” …ahora resulta.

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

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