Foto Pedro Chacón
El espejo del sufrimiento: pasar visita con empatía en los corredores de un hospital
Por Marco Benavides
…Y entonces, en ese estéril templo de la vida que llamamos hospital, el doloroso desfile de la humanidad es todo lo que veo. Miro a un enfermo, su rostro marcado por la crudeza de su condición, sus ojos brillantes, vidriosos espejos de su sufrimiento. En ellos veo la sombra del miedo, la silueta de la incertidumbre, la desesperanza en colores pálidos y desolados que narran una historia de lucha, resistencia y valentía.
Me acerco, mis pasos resonando en la soledad del corredor como un eco suave de mi existencia en su mundo. Lo saludo, mi voz una balsa en su mar agitado, tratando de ofrecerle algún atisbo de normalidad en su turbulento universo.
Abro su expediente, cada hoja una hoja de otoño en su vida, cada palabra un pedazo de su historia que se desmorona, cada diagnóstico una estocada en su debilitada esperanza. Su enfermedad inclemente no ha concedido tregua, su avance es una marea alta arrasando con todo.
En ese momento no soy solo un médico. Soy un hombre y él es mi hermano en este mundo, un reflejo de mi propia fragilidad. A pesar de la angustia que me consume, me percato del verdadero significado de mi presencia. Debo ser su faro en medio de esta tempestad, oasis en este inhóspito desierto.
Afronto la tormenta del sufrimiento con empatía, mi corazón al unísono con el suyo en esta danza trágica. Cada gesto de aliento, cada palabra de consuelo son mi homenaje a su lucha. Porque, aunque la enfermedad puede arrebatar la salud, la dignidad y la esperanza persisten, inamovibles.
El dolor es una cruel sinfonía, pero la empatía es nuestra música. Aunque el sufrimiento ensombrezca su camino, mi misión es alumbrarlo con compasión, con bondad, y con la inmutable certeza de que, en su batalla más dura, no está solo.
“… muy bien señor Márquez, sus signos vitales están mejorando, el día de hoy vamos a pedir su laboratorio de control… tenga fe. Todo va a salir bien…”
Le tomo el pulso, pero pretendo en realidad hacerlo sentir humano, avivar su esperanza ida. Y sí, débilmente, él sonríe…
Es solo uno de los seis que hay en esa sala. Garabateo algunas indicaciones y paso al siguiente. Y al siguiente. Y al siguiente. Y espero muy dentro de mi alma que mi presencia sola haga un cambio. Que vuelvan a vivir… y si no, que no tengan dolor al final… de pronto me sorprendo orando silenciosamente a alguien que me ayude a sanar. Pero nadie contesta… “le voy a dejar un medicamento para que no tenga ansiedad…” le digo a uno de ellos.
Y el turno apenas comienza…
28 de mayo de 2023
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Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.