Collage de Aracely Sánchez Ruiz
Yo opino/ la columna de Aracely
Mis andanzas con la patrona
Por Aracely Sánchez Ruiz
Mi debut como reportera de espectáculos y cultura coincidió con el inicio de la Feria de Santa Rita 2009 y mi primera nota fue precisamente sobre el elenco del Teatro del Pueblo, que inauguró la chihuahuense Carmen Cardenal el 16 de abril (aquel año se adelantó disque por las campañas electorales).
Esto viene a colación porque ayer fue día de Santa Rita, cuya historia se remonta a finales del siglo XIV, en la aldea italiana de Roccaporena, donde nació un 22 de mayo y, curiosamente, murió en la misma fecha en 1457, en la localidad de Cascia.
Bautizada como Marguerita Lotti, la religiosa italiana es una de las santas católicas más populares, conocida como abogada de las causas imposibles.
Su templo en la capital chihuahuense, construido en 1731, es uno de los más antiguos dedicados a su culto en América y donde año con año se realizaba una verbena en su honor, que con el tiempo derivó en una feria tradicional dedicada a “la patrona”, que actualmente dura 18 días, con juegos mecánicos, puestos de comida y más de una veintena de artistas para todos los gustos en el Teatro del Pueblo y en el Palenque.
Y la de anécdotas que te podría contar en torno a esta fiesta patronal, empezando por las deliciosas empanadas de Santa Rita que hacía mi ma’ cuando era chiquita (yo, no mi Mamá Pulpa). ¡Mmm, se me hace agua la boca!
O aquella vez que mi hermana me llevó (cuando la Feria se instalaba en los terrenos donde hoy es el Hospital General, en avenida Colón y Canal). Me subí a uno de esos juegos que dan vueltas, vueltas y mááás vueltas, me bajé muuuy calladita y así seguí todo el rato hasta que regresamos a la casa y me tiré en la cama chille y chille del susto.
Años más tarde, ya en la Pacheco, fui varias veces con mis sobrinas a ver a Ricky Martin (con su pelo largo y su Juego de Ajedrez), a Magneto (que no terminaron el show porque las chavitas se subieron al escenario y se colgaron de Alan, Alex, Charlie, Elías y Mauri), a Kabah (que cantaron Las mañanitas a ritmo de Another brick in the wall de Pink Floyd), a Flavio César (que empezaba su fugaz carrera) y así.
Ya trabajando en el “pediórico” (y puesta la feria en la carretera a Aldama), una vez me aventuré a ir sola a ver a Pablo Montero, me fui en camión por la tarde y el concierto se terminó como a las once de la noche. Todavía me quedé esperando a ver si se asomaba a saludar por la reja y me regresé en el último autobús. No sé si ya existían los celulares, pero yo no tenía uno, así que cuando llegué a mi casa mi mamá estaba “colgada de las lámparas”.
Y llegó 2009, solo llevaba cuatro jornadas en las labores reporteriles cuando entrevisté a Julión Álvarez en el Palenque; apenas empezaba como solista (él, no yo) y no tenía ni mucha fama ni muchas fans, mucho menos era el rey de la taquilla que es ahora, así que estuve yo sola, asesorada por mi jefe Chava, claro.
En 2013, la Feria no solo cambió de fecha, sino que estrenó sus instalaciones en Ávalos y el encargado de abrir el Teatro del Pueblo fue Joan Sebastian, que llenó a tope la explanada el 13 de junio; mientras que en el Palenque hizo lo propio La Arrolladora Banda El Limón.
Sin embargo, no estás tú para saberlo ni yo para contarlo, pero solo ocho días después de inaugurado el coso gallístico se estaba goteando mientras cantaba Alejandro Fernández, quien se veía muy preocupado por los instrumentos de sus músicos, incluso uno de ellos se tuvo que mover.
A Juan Gabriel me tocó verlo un par de ocasiones en el Palenque, en 2013 y 2015, ambas con “casa llena” y un show espectacular. Pero a diferencia de la primera, que se despidió pasadas las dos de la mañana ignorando el llamado de “otra, otra, otra”, en la segunda dieron las tres y media y al señor no se le veían ganas de parar.
La salud me jugó una mala pasada en 2014. Resulta que iba tarde el último jueves y en lo que me estacioné y recorrí tooodaaa la feria para llegar al Teatro del Pueblo, ya había acabado la rueda de prensa con Molotov y el RP se negó rotundamente a concederme unos minutos más. Pero en eso me topo con el guitarrista Tito y que me dice: “claro que sí, lo que alcances a preguntar en lo que llegamos al camerino”. Estaba contenta porque logré la entrevista, pero los ojos me lloraban. Empezó el concierto y me senté en la escalera, cuando Kokín me preguntó qué tenía le dije que muchas ganas de llorar, sin saber por qué. “Pues llora”, me dijo y que me suelto, luego empezó a faltarme el aire, la presión me subió hasta el cielo y los paramédicos tuvieron que atenderme en la ambulancia. No le dije a mi jefe, pero le llegó el chisme y me regañó por callarme.
En 2019 le escribí una carta a Santa, muuuy adelantada (siete meses antes de Navidad), pidiéndole encarecidamente que me fuera consiguiendo un patín del diablo para recorrer la feria, con sirena para abrirme camino y si era motorizado, muuucho mejor; también un banquito plegable y ligero, para sentarme en las laaargas esperas para las ruedas de prensa o viendo a los artistas en el Teatro del Pueblo.
Y cuándo me iba a imaginar que esa sería mi última Feria de Santa Rita. En 2020, tras haberse anunciado un atractivo cartel que incluía por enésima vez a María José en el Teatro del Pueblo, además de Julión, Morat, la Trevi y Carlos Rivera en el Palenque, el mundo se puso en pausa por la pandemia, cancelándose cualquier evento colectivo durante más de un año.
La feria no regresó en 2021, sino hasta 2022, pero yo no. Ya no corro para llegar a las ruedas de prensa, ni me canso esperando de pie a que comiencen, ni me desvelo en los palenques que empiezan pasada la medianoche, ni me amanece hasta que me cantan los pajaritos escribiendo. Ahora, como dice Elsa de Arandelle: ¡Libre soy! ¡Libre soy! ♩♪♫♬♭
Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.