La danza de la vida: noche, lluvia y renacimiento. Marco Benavides

Foto Roberto Lara Radillo

 

La danza de la vida: noche, lluvia y renacimiento

 

 

Por Marco Benavides

 

 

En la oscuridad de la noche las nubes pesadas se han congregado, dejando caer su agua sobre la tierra sedienta. El suave sonido de la lluvia danza en el aire, como susurros etéreos que cuentan historias olvidadas. Cada gota que cae despierta los sentidos, despertando la naturaleza que duerme en el silencio nocturno.

El olor a humedad se cuela por cada rendija, impregnando el aire con su aroma terrenal. Es un perfume melancólico, una fragancia que evoca recuerdos y nostalgia. El corazón se llena de añoranza, mientras la lluvia se desliza por las hojas y las flores, dejando un rastro líquido.

Un trueno resuena en la distancia, estruendo poderoso que sacude el alma. Su eco se despliega en el horizonte como un lamento ancestral que busca ser escuchado. Cada retumbo es un recordatorio de la fuerza indomable de la naturaleza, su poderío, su majestuosidad. Los relámpagos iluminan brevemente el cielo oscuro, revelando una paleta de colores efímeros y vibrantes antes de desvanecerse en la negrura.

En medio de esta sinfonía de elementos me encuentro yo, un ser diminuto en la vastedad de este mundo. Observo con asombro el espectáculo que se desarrolla frente a mis ojos. La lluvia cae sobre mi rostro, acariciándolo con su frescura, como si quisiera recordarme mi propia existencia. Respiro profundamente, inhalando la humedad en mis pulmones, sintiendo cada gota de vida penetrar en mi ser.

El agua se desliza por mi cuerpo, empapando la ropa y dejando una sensación de renacimiento en cada poro. Cierro los ojos y me dejo llevar por el sonido de la lluvia, como si cada gota fuera una nota musical que se entrelaza con mi propia melodía interna. Me siento parte de algo más grande, parte de la danza eterna de la naturaleza.

Las luces de la ciudad destellan débilmente en la distancia, difuminadas por el velo de la lluvia. Los edificios y las calles adquieren un aspecto misterioso, envueltos en oscuridad y neblina. En este mundo nocturno todo parece cobrar un nuevo significado, como si las sombras y los reflejos fueran portadores de secretos.

El aire se carga de electricidad, palpable en cada rincón. Existe una sensación de anticipación en el ambiente, como si algo trascendental estuviera a punto de ocurrir. Las emociones se entrelazan con el paisaje, fundiéndose en un todo indistinguible. El temor se mezcla con la admiración, la incertidumbre con la esperanza.

Y así, mientras la lluvia sigue cayendo y el trueno retumba en el horizonte, sigo respirando. Cada inhalación es un recordatorio de mi propia existencia, de mi capacidad de percibir y sentir. En este momento de introspección me doy cuenta de lo frágil que soy, lo efímero que es todo. La lluvia me recuerda que la vida es un constante movimiento, un flujo de sensaciones.

A medida de que las gotas de lluvia siguen acariciando mi piel, siento cómo la tranquilidad se apodera de mí. En este instante fugaz me sumerjo en la conexión con la naturaleza, dejando que cada latido de mi corazón se sincronice con el ritmo de la lluvia, que cada respiración se convierta en una danza.

En la penumbra de la noche, los pensamientos se despliegan como las ramificaciones de un árbol centenario, extendiéndose en todas las direcciones posibles. Mi mente se inunda de recuerdos, de momentos pasados y sueños futuros, creando una amalgama de sensaciones que se funden con el presente.

Las gotas de lluvia que caen sobre el suelo forman pequeños charcos que reflejan el brillo de las luces urbanas. Observo mi reflejo en esas pequeñas piscinas de agua y por un instante me veo a mí mismo de manera distinta. En ese reflejo veo mi vulnerabilidad, pero también la fortaleza que se esconde en lo más profundo de mi ser.

Truenos y destellos de relámpago continúan su danza en el firmamento, como una coreografía celeste que exalta la grandeza del universo. En cada destello de luz, vislumbro la infinitud de posibilidades que el mundo tiene para ofrecer. La noche, la lluvia y la tormenta se convierten en un escenario que me invita a explorar los confines de mi propia existencia.

Sigo respirando, inhalando el aire húmedo y exhalando cualquier rastro de preocupación o temor. En cada bocanada de vida me siento renacer. La lluvia ha lavado mis pensamientos, dejando espacio para nuevas ideas, nuevos sueños. Y en medio de la oscuridad, encuentro la certeza de que estoy vivo, que mi presencia en este vasto universo tiene un propósito.

La noche avanza, pero el encanto de la lluvia persiste. En esta sinfonía acuática encuentro paz y serenidad. La lluvia sigue cayendo, incesante pero suave, recordándome que la vida es un constante fluir, un conjunto de momentos que nos definen.

Y así, bajo la lluvia nocturna, me abrazo a la certeza de que estoy vivo, que cada respiración, cada latido del corazón, es una prueba de mi existencia en este vasto mundo. Respiro una vez más, dejando que la lluvia impregne mi ser, convenciéndome una vez más de que estoy aquí, en este instante, viviendo y sintiendo la esencia de la vida.

 

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drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

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