El amor de Rosaura
Por Rosario Ruiz Morales
Una bella joven llamada Rosaura, ojos color de mar y rubios cabellos, que vivía en el pueblo de Gómez Farías, era la alegría de sus padres; llenaba de gozo con su angelical sonrisa a todo aquel que cruzaba por su camino. Compartía las labores del campo con sus hermanos y primos, ayudaba a su mamá en las labores del hogar y cuidaba del ganado, hasta que se llegó el día que cumpliría sus 15 abriles haciéndole su familia una hermosa fiesta a la que acudió todo el pueblo.
Al ágape llegó un guapo forastero a bailar con ella, quien quedó prendada de su galanura y le congeló la sonrisa de tal modo que ya no volvió a sonreír igual, pues las flechas de Cupido ya se habían apoderado de su pensamiento y corazón. Pasaron los años, ellos se prometieron mutuamente amarse y esperar a poder realizar su amor. Pronto ella se enteró de que el forastero que se llamaba Matías; se había ido a buscar el famoso sueño americano, quedando ella sumida en una fuerte depresión y dolor.
Ella pronto enfermó de amor y desilusión, pues él nunca se reportó con ella, dejándola triste; murieron sus padres, parientes y quedó sola, hasta que unos tíos se la llevaron a un pueblo llamado El Escondido, dónde pasó otro tanto tiempo, sin saber de su adorado Matías.
El extraño llegó un día a su antiguo domicilio, preguntó en todos lados por ella hasta que le comentaron que los padres habían fallecido y sus hermanos se habían ido a radicar a otro lugar. Pronto fue a buscarla, y la encontró en el campo cosechando sus hortalizas y vendiéndolas frente al Templo del lugar.
Cuál fue la sorpresa y el regocijo de la doncella cuando escucho a Matías decirle vine por ti, querida Rosaura, para casarnos y llevarte conmigo a la casa que construí para ti, se abrazaron con gran amor, se dirigieron a la Iglesia e invitaron a todo el pueblo a la boda.
Hoy, después de tanto dolor, viven en Estados Unidos al amparo de su amor y sus cuatro hijos e hijas que heredaron la hermosa sonrisa y los bellísimos ojos color de mar de Rosaura. Ya tienen 18 nietos que gozan de caballos de cuarto de milla y siembra de sus hortalizas, hasta la fecha viviendo felices su inagotable amor.
Rosario Ruiz Morales se inició como escritora en agosto de 2010, cuando entró a un taller literario llamado Para perderle el miedo a la escritura, en Demac. Desde entonces escribe todos los días, como una forma de meditación y trascendencia.