Foto Pedro Chacón
Janis
Por Gustavo Hirales Morán
Quién no te hubiera amado,
pero en mí fue imposible.
La vida se hizo nudo
y yo, que a duras penas
armaba un corazón,
quería tocar el fondo
desesperadamente…
Menos de treinta y nunca más.
Tú americana carita fea,
toda boca y toda grito
tu esplendoroso corazón rockero.
Pero nada es gratis, querida amiga,
ni siquiera la amarga soledad…
Como dijiste aquella tarde
cerca de Baton Rouge:
Libertad es solo otra palabra
para quienes no tienen
nada que perder.
Y nada no significa nada, cariño,
si uno carece de libertad.
Volvíamos de Woodstock en la noche,
tú, yo, y tu Bobby Mc Gee,
tú arrastrando tus alas percudidas,
transpirando aquella cruda mortal.
Ah la fiesta infinita de whisky, cocaína que
nunca iba a finalizar…
Y el sexo de los ángeles
en el Chelsea Hotel.
(Somos feos pero amamos la belleza,
y tenemos el blues, le murmuraste
a Leonard Cohen al oído).
Y los arponazos compartidos.
Y volver a volar.
Y acabo de enterarme
(oyendo Summertime),
que su papi es rico y lo hermosa
que era su mamá.
Oh verano espumoso,
trepidante verano.
Oh irisado gemido de aquella
libertad contra todos los presagios…
No te amé.
Qué oscuridad sin forma,
ilimitada.
Qué desperdicio sin tu fuerza,
despojado de ti,
rosa tejana.
Perla tan blanca corazón
de negra…
(Ilusa Janis que a capela
le rogabas a Dios mismo en persona
se dignara bajar de su alto cielo
solo para comprarte
un Mercedes Benz)…
No te amé,
pero te amé sin duda.
Perla de todo mar
(pero te estoy amando),
buceadora profunda,
desventurada ondera
Por eso cuando has muerto
y humedece
la tierra la agonía
de aquel florido encanto,
me acerco a tu recuerdo.
A iniciar nuestro idilio…
Gustavo Hirales Morán, escritor mexicano, ha publicado La Liga 23 de Septiembre, orígenes y naufragio, Memoria de la guerra de los justos, El complot de Aburto, Camino a Acteal, Chiapas, otra mirada y Siempre de nuevo. Escribe también periodismo en El Nacional y Unomásuno, Nexos y Etcétera.