Zona de amigos en Museo Casa Camargo. Arelí Chavira

Zona de amigos en Museo Casa Camargo

 

 

Por Arelí Chavira

 

 

La infancia no es algo que muere en nosotros y se seca cuando ha cumplido un ciclo. No es un recuerdo. Es el más vivo de los tesoros, y sigue enriqueciéndonos a nuestras espaldas […] Triste de quien no puede recordar su infancia, recuperarla en sí mismo, como a un cuerpo dentro de su propio cuerpo o una sangre nueva dentro de su propia sangre: desde que ella lo ha abandonado está muerto.

Franz Hellens

 

 

No cabe duda de que cada persona es un universo único, sin embargo, todos hemos sido niños alguna vez, o lo seguimos siendo. Es innegable que nuestra infancia marcó, de un modo o de otro, lo que ahora somos, dejando huellas que continúan vigentes y de las cuales, como adultos, somos responsables de atender.

Rememorar mi niñez me ha llenado de nostalgia, no quiero decir que no la recuerde nunca, pero no es algo que haga todos los días, no tan a profundidad. Fue un momento increíble, en donde pasé mucho tiempo en la calle jugando con mis amigas y amigos, viviendo los permisos para ir a la plaza, que quedaba a una cuadra de mi casa, como una aventura en un lugar lejano y exótico, donde podíamos ser cualquier personaje: La Mujer Maravilla, Michael Jackson, que quieren, me gustaba bailar breakdance;  Santo el enmasrcarado de plata, lo siento, sigo siendo su fan, Bruce Lee, ni se diga; Amanda Miguel, me gustaba imitarla; exploradores de mundos fantásticos. Como ven, me gusta la intensidad.

Y bien, no todo fue alegría, también viví el rigor de un regaño, las malas decisiones de los adultos, los raspones en las rodillas, un corazón medio roto, el “porque soy tu madre”, el “no hay dinero”; que a los mayores les da miedo hablar sinceramente de niño a niño. Comencé a comprender que todo lo que hacemos genera un efecto, en nosotros y en los demás.

La infancia es un momento decisivo en la vida de las personas, no es que la idealice, sé bien que muchos niños lo pasan mal; por lo mismo es que no debemos olvidarnos de ese crío que fuimos, sino tomarlo de la mano, aceptarlo y sanar. 

Los niños siempre me han parecido más interesantes, los adultos son aburridos, a veces tan superficiales; siempre están pensando en el qué dirán y han dejado de soñar creyendo que eso los hace ver más serios e interesantes; además, cuando crecen se les presentan otro tipo de responsabilidades que se van volviendo cada vez más complejas o permiten que se vuelvan más complejas, estudiar para tener una profesión, después trabajar y tener plata, por esto el tiempo para jugar y fantasear cada vez es más corto. O quizá ya no existe. Aquí aprovecho para preguntar: ¿han dejado de ser niñas, niños?; a veces, los adolescentes ya han dejado de serlo.

Es por esto que nace Zona de amigos. Busca conectar con la niña o niño que vive dentro de ustedes y que quizá, si escucharan más seguido o dejaran de esconder, se meterían en problemas más sabios. Me gustaría mucho, estimado público, que en alguno de estos relatos encuentren recuerdos de su infancia que les entibien el corazón, tal vez sus amigos del barrio, su primer beso, la forma de mirar al mundo, pero, sobre todo, que les ayude a exorcizar aquellos que no les han dejado ser felices, como me pasó a mí.

Cuando el Departamento Editorial de la UACH nos avisó que Zona de amigos había sido seleccionado para publicarse, la niña que soy dio mil brincos y se sintió como cuando se sacaba ese 100 en un examen difícil o cuando Santa le dejó un patín del diablo bajo el arbolito de navidad. Esta que les lee ahora es la niña que se siente orgullosa de su meta lograda, que, para ser justos, no es solo suya, por lo que quiero agradecer a:

Al Departamento Editorial de la Universidad Autónoma de Chihuahua, que con su equipo de editores realizaron está magnífica, delicada y cálida edición; a la maestra Alma Delia Maldonado, Subdirectora del departamento de Educación y Cultura de Camargo; al profesor Humberto Silva, jefe del departamento de Desarrollo Humano; a Manuel Rosales, director del Museo Casa Camargo; a los maestros Luly Grajeda y Pascual Esparza Quintana, nuestros espléndidos presentadores.

A mis amigas y amigos de la infancia, por esos momentos tan importantes y maravillosos que vivimos y que forman parte de la persona que soy. Gracias por regalarme la oportunidad de apropiarme de estos pedacitos de vida para compartirlos en mis historias y sobre todo, gracias a ustedes y sus niños interiores por su compañía esta tarde.

 

Chavira, Arelí & Chávez Marín, Jesús: Zona de amigos. Editorial Universidad Autónoma de Chihuahua, México, 2021.

 

 

 

 

Arelí Chavira es licenciada en letras españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua con maestría en la Universidad de Nuevo México en Las Cruces. Tiene publicados los libros de relatos Mudanza de Jazmín, Lo que nos unió y Zona de amigos. Es profesora de literatura en la Universidad Tec Milenio.

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