Mil y una noches de la historia, vueltas cuento
Por Rubén Rey
Hace no tanto tiempo, tuve el privilegio de reseñar una aproximación a la vida y obra de José Fuentes Mares, historiador y escritor ‒¿cómo separar una disciplina de la otra?‒ de Chihuahua. ¡Y grande fue mi sorpresa cuando ahora hasta de cuentista me entero que le entró nuestro ingenioso hidalgo!
Las mil y una noches mexicanas es ni más ni menos que un compendio a dos volúmenes (¡andaba inspirado el hombre!) de cuentos que, sin romper las bases de este tipo de narrativa, muestran pasajes trascendentales de la historia de nuestro México lindo y querido.
Entre verdad y ficción ‒y ya que entre broma y broma, la verdad se asoma‒, Las mil y una noches mexicanas nos habla de un Antonio López de Santa Anna, el cual, por quedarse jetón, fue tomado por el enemigo y se vio en la penosa necesidad de ceder “algo así como medio millón de kilómetros cuadrados” al país colindante con el norte (¡ah, pa’ vecinitos!). Ni hablar, la siesta de Su Alteza Serenísima nos salió cara.
Páginas más adelante, el vaivén de la ilustre pluma de Fuentes Mares nos transporta a los tiempos de la Independencia, época en que La Güera Rodríguez derrochaba pasión ante Agustín de Iturbide y otro singular montón de hombres afamados. Sin importar la edad ni ordenamiento del compañero en turno, ¡La Güera quería y se daba a querer!
Alejándonos de tan fogoso capítulo, encontraremos también la caída de Venustiano Carranza en la choza de Tlaxcalontongo. Ningún santo ni una perita en dulce; en este relato se nos muestra un Carranza que murió por sus decisiones políticas. ¿Más chismecito? Asómese usted al capítulo intitulado La Renuncia, donde se habla con lujo de detalles de los últimos días presidenciales de Porfirio Díaz. Las palabras pronunciadas por el dictador en este episodio resuenan como un sonoro rugir del cañón: “La Revolución volverá al porfirismo. Solo hay un modo de gobernar: el mío”.
Por otro lado, no sabemos qué nos gustó más de Las Flores: la descripción del conde de Lorencez como “un estuche de imbecilidades” o la no menos intrépida afirmación en la que, con puntos y comas, el general Zaragoza le propone a Benito Juárez quemar Puebla. ¡Santas piromanías, Batman!
Y dado que para los gustos los colores, ¿qué nos trae de bueno y de malo este trabajo tan vasto y entretenido de José Fuentes Mares?
LO BUENO:
- La exquisita redacción de Fuentes Mares recuerda a un historiador enamorado, tanto de los personajes que aborda, como de la letra misma. ¡Las mil y una noches mexicanas está hecha con amor!
- La proliferación de historias ‒entre reales y mitos‒ presentes en esta obra nos hace tomar un respiro de las aburridas clases donde en todo caso, nos enseñaban política. ¡Aquí, hasta gusto da saber los ramalazos que se propinaban los revolucionarios entre ellos y contra el gobierno!
LO MALO:
- Si a latín culto vamos, Fuentes Mares es un exponente en toda forma. Esto, sin embargo, quizás logre ser desesperante para los lectores más casuales o que le rehúyen al diccionario.
- Quizás dos tomos no sea el formato más fácil de guardar, transportar y cuidar. Además, no son precisamente tamaño bolsillo. ¡Advertidos fueron, amantes de las portátiles novelas románticas!
Siendo una obra muy educativa y cargada de magia, es nuestra obligación recomendar esta lectura para todo aquel amante de la historia, los buenos cuentos y el mitote. ¡No se van a arrepentir!
Fuentes Mares, José: Las mil y una noches mexicanas, tomo 1. Grijalbo, México, 1984.
Fuentes Mares, José: Las mil y una noches mexicanas, tomo 2. Grijalbo, México, 1985.
Rubén Rey es licenciado en ciencias de la comunicación, egresado de la Universidad Regional del Norte y tiene una maestría en comercio por el Tecnológico de Chihuahua. Es doctor en humanidades por la UACH. Escritor comercial y científico.