Scarlett. Victoria Montemayor Galicia

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Scarlett

 

 

Por Victoria Montemayor Galicia

 

 

La Fortuna:

diosa vestida de ilusiones

 

Giancarlo Borghese llegó a Montecarlo en el verano de 1950, el calor sofocaba el ambiente. Los resquicios de la guerra aún estallaban en su memoria. Giancarlo sudaba, limpiaba su frente con un pañuelo blanco en cuyo borde se dibujaban unas letras doradas. Miraba al horizonte, el reflejo turquesa del mar lo mantenía en éxtasis. Vio el reloj, eran las diez y media de un 30 de junio. El mismo día, pero diez años atrás, su padre le había obsequiado ese Rolex junto con algunos libros antiguos. Pensaba en aquel lejano día, cuando él y su padre habían recorrido el Mediterráneo y observaban delfines, buceaban y los arrecifes de colores destellaban en el libro gastado de su memoria.

Buscó un lugar en la bahía para estacionar El Paradiso. Llevaba 350,000 francos en una maleta de cuero negro. La mañana y el calor sofocante del ambiente lo condujeron a un bar. Entró. Se sentó en la barra. Pidió un whisky en las rocas. Fumó un puro cubano que llevaba a la mitad. Bebía lentamente y el humo formaba figuras que se dibujaban en el aire. Del otro lado de la barra, Scarlett, una mujer de cabellos rojizos y ojos verdes, observaba detenidamente al visitante, bebía vodka. Intercambiaron miradas. Scarlett se levantó y se dirigió al visitante. Su vestido negro se ajustaba a su frágil cuerpo. Intercambiaron palabras, besos, caricias.

Al atardecer entraron en el casino. Giancarlo se dirigió a la ruleta. Scarlett a los dados. La ruleta giraba y los números y colores se combinaban. 30. Los dados brincaban. ¡7! Scarlett volvió a apostar: 9. La rueda volvió a girar: 30. Giancarlo apostó 60,000 francos. La fortuna parecía estar a su lado. Scarlett sonreía plácidamente. 100,000 francos. La rueda parecía hipnotizar a los jugadores. Giraron los minutos, los números, los dados. Un millón fue el resultado de aquella madrugada de verano. Giancarlo y Scarlett fueron al bar del hotel. Bebieron. Se besaron. Se amaron.

A la mañana siguiente el frágil cuerpo de Scarlett estaba inerte. En la mano sostenía unos dados y un pañuelo. La sábana tenía una pequeña mancha carmesí a la altura de la cabeza. A sus pies, su vestido negro, enroscado, en él 100,000 francos y una nota:

Bebí contigo la dulzura de una noche estrellada, disfruté el placer del juego y el azar de encontrarte. Tu frágil cuerpo es el recinto de una simiente perdida, olvidada entre el azar y el divertimento. Buen viaje amada mía y encontrémonos del otro lado de la ribera en donde el barquero estará esperando y el perro ladrará tres veces al reconocernos.

 

 

 

 

Victoria María Montemayor Galicia es licenciada en lengua y literatura modernas letras Italianas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con maestría en humanidades por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Ponente en congresos de literatura mexicana contemporánea celebrados en UTEP y en el XVII Congreso de la Asociación Internacional de Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro, celebrado en Queens College, NY. Traductora del libro Políticas de la identidad en el otro occidente, la etnización de la política en la América indígena, (México, Ecuador y Bolivia) de Piero Gorza. Es autora del libro Besos en el viento: De otoño, invierno y otras estaciones. Actualmente es profesora de literatura en la Universidad Autónoma de Chihuahua.

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